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México salva la fiesta

La Ciudad de México se convirtió por segunda vez en sede de los Juegos Panamericanos, tras retirarse Santiago de Chile y Sao Paulo

GUADALAJARA, JALISCO (23/AGO/2011).- Es el Año Internacional de la Mujer, hay manifestaciones de enfermeras y otras sindicalizadas que piden mejores condiciones laborales y “La Capital” cuenta siete millones de habitantes mientras “La Provincia” mira su imparable crecimiento poblacional. Pero la Ciudad de México se convierte de nuevo en la sede de los Juegos Panamericanos, esta vez en su séptima edición, exactamente 20 años después de que había recibido la segunda versión de esta justa deportiva. Las razones: el Distrito Federal era la única ciudad capaz de responder a la urgente necesidad de darle una sede a los Juegos, porque la elegida Santiago de Chile se recuperaba de los problemas políticos y económicos de principio de la década ?el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende? y porque el relevo, Sao Paulo, fue obligada a dimitir por culpa de un brote de meningitis.

La Ciudad de México no se achicó y, por el contrario, se sumó a lo que parecía una tendencia de convertirla como sede internacional deportiva, después de las Olimpiadas de 1968 y el Mundial de Futbol de 1970. Construyó una famosa Villa Panamericana para cinco mil 500 personas y fue anfitrión de todos los 33 países americanos oficialmente constituidos hasta ese momento, con tres mil 146 atletas en 18 deportes.

En Ciudad de México 1975, los Juegos Panamericanos consolidaron buena parte de su actual estructura. Por un lado, no cabía duda del dominio de Estados Unidos en el podio de medallas ?aunque esta vez apenas consiguió 117 oros, menos que en las ediciones anteriores de Winnipeg o Chicago? y, por otro, Cuba dejó muy claro su dominio como primera potencia latinoamericana: segundo lugar y 57 oros, lejos de los 18 de Canadá y de los modestos nueve oros de México, que acabó en cuarto lugar. Cuba sufrió, sin embargo, el triste fracaso de “La Ráfaga”, su velocista Silvio Leonard, quien llegó primero en la prueba de los 100 metros pero, incapaz de detenerse, fue a caer lastimado al foso del estadio.

Para México, no obstante, hubo buenos momentos. Entre otros, la final del futbol con Brasil, que terminó 1-1 y acabó con un empate en la medalla de oro     .

Pero fue también el año de Daniel Bautista, el célebre marchista considerado segundo mejor de todos los tiempos en la prueba de los 20 kilómetros. Estableció una marca mundial en 1975 en Polonia y luego vino a refrendar el poder de sus piernas con dos oros en los Panamericanos de la Ciudad de México; sus marcas en sólo cinco años incluyeron 19 victorias, entre ellas una medalla olímpica, un campeonato mundial y dos oros en Juegos Centroamericanos.

Otro enorme personaje saltó, literalmente, a la fama con sus piernas en los Panamericanos de México: el brasileño Joao Carlos de Oliveira, quien rompió la marca del salto triple nada menos que con 55 centímetros extra, para dejarla establecida en 17.82 metros, y además consiguió el oro en salto de longitud.

Otro protagonista muy popular apareció en Ciudad de México 1975: el boxeo. Compitieron boxeadores como el famoso Ray “Sugar” Leonard, con sólo 19 años, campeón en la prueba de boxeo de 63 kilogramos, y el cubano Téofilo Stevenson.
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