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Messi, rey sin ser leyenda

El jugador argentino no pudo hacer mucho en el Mundial de Sudáfrica 2010

CIUDAD DEL CABO, SUDÁFRICA (03/JUL/2010).-  Lionel Messi podrá ser el rey del futbol por muchos años más. Pero para ser leyenda tiene que ganar un Mundial.

Y Messi deberá esperar hasta Brasil 2014 para al menos empezar a emular a quienes sí son leyenda como Pelé y Diego Maradona, su técnico en Argentina.

Sudáfrica era la oportunidad dorada para finalmente brillar con la Selección argentina como lo hace con el Barcelona. En cambio, terminó en otra decepción mayúscula.

Messi se despidió de Sudáfrica sin anotar ningún gol y con la cara pintada de frustración al sucumbir el sábado 4-0 ante Alemania en los cuartos de final del torneo.

Se fue sin poder celebrar el gol, mirando al cielo y apuntando su dedo índice hacia arriba, como hace siempre, en un gesto que, según dijo, es dedicado a su abuela fallecida en 1988.

Es el segundo Mundial consecutivo en el que Messi dice adiós en los cuartos de final, y nuevamente el verdugo es Alemania. Hace cuatro años, sin embargo, el delantero fue dejado en la banca en el partido en el estado Olímpico de Berlín.

"Ha jugado un gran Mundial y te digo que verlo llorar a Messi en el vestuario, el que me dice que Lio no siente la camiseta es un estúpido", afirmó el técnico argentino Diego Maradona.

La "Pulga" llegó a Sudáfrica consagrado como el mejor jugador del planeta, una fuerza imparable en su club español y llamado a ser la gran figura del torneo.

Aunque tuvo sus momentos brillantes, especialmente en la primera ronda, los goles nunca llegaron.

"Cuando pateó se levantó la pelota o porque los arqueros fueron figuras, nada más que por eso", dijo Maradona para explicar la falta de gol de su estrella.

El portero nigeriano Vincent Enyeama le negó varias dianas cantadas en el primer partido, una victoria 1-0 de Argentina en la que Messi fue por mucho el mejor de la cancha.

Sus endiabladas gambetas y visión de juego estuvieron en su máxima expresión en el triunfo 4-1 sobre Corea del Sur, en el que participó en casi todos los goles. Pero, nuevamente, tuvo la pólvora mojada.

No se preocupen, el gol llegará, repetían desde la "Albiceleste".

El festejo tampoco llegó en el 2-0 sobre Grecia para cerrar la primera fase, en la que a sus entonces 22 años Messi se convirtió en el argentino más joven en llevar la cinta de capitán. Dos días después cumplió 23.

Los griegos descubrieron la fórmula para al menos contener al dínamo de Rosario: una celosa y, por momentos, dura marca que provocó las repetidas quejas del técnico argentino Diego Maradona.

Todavía sin el ansiado gol de Messi, Argentina derrotó 3-1 a México en los octavos de final, en otro partido en el que la defensa no se guardó nada a la hora de entrarle fuerte al ariete. Nuevamente se airearon las quejas de Maradona sobre el arbitraje.

Y lo peor llegó al final. Alemania, esta vez sin tener que recurrir a las repetidas faltas, le cerró las avenidas a Messi, lo aisló de sus compañeros, y el delantero ni siquiera pudo rematar con claridad al arco.

Maradona señaló que estrellas como Messi y el inglés Wayne Rooney -otro que llegó con bombos y platillos y se fue sin pena ni gloria quizás pecaron de ser poco egoístas a la hora de echarse a sus selecciones al hombro.

"Hoy el jugador es mucho más práctico, mucho más colectivo, quiere hacer todo con sus compañeros", indicó Maradona. "Es la nueva tendencia, antes por ahí quizás éramos jugadores que nos poníamos a los equipos al hombro".

La imagen final de Messi en Sudáfrica es saliendo cabizbajo del estadio Green Point de Ciudad del Cabo.

A sus 23 años, el futuro de la Selección todavía está cifrado en la zurda maravillosa de Messi, quien llegaría al Mundial de 2014 en plenitud de condiciones.

Resta por ver si, para entonces, se sacude la mala racha que arrastra con la selección mayor, con la que tuvo una gris eliminatoria sudamericana y perdió la final de la Copa América de 2007 ante Brasil.
 
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