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Más rápido que el tiempo

Usain Bolt se acerca a la leyenda inolvidable consiguiendo su segundo oro olímpico en los 100 metros con una marca de 9.63, la segunda mejor de la historia

LONDRES, INGLATERRA (06/AGO/2012).- ¡Usain! ¡Usain! ¡Usain!, y así decenas de veces. Sin el ritmo de un dancehall ni de un rap. Pero rítmico. La grada, entregada a su dios, al dios de la velocidad. Las 10 de la noche casi en la capital británica y Bolt da la vuelta de honor, y Yohan Blake, ahora su delfín, no ya su rival, le escolta. Camino de la leyenda, Usain Bolt hizo una breve pausa en Londres. Apenas 9.63 segundos, el tiempo suficiente para tomar impulso y lanzarse enorme, gigante, hacia su siguiente desafío, los 200 metros que le esperan el próximo jueves. No hubo récord del mundo esta vez (no se dieron las condiciones), pero sí hubo récord olímpico, seis centésimas menos que en Beijing hace cuatro años, la segunda mejor marca de la historia, a cinco centésimas de los imposibles 9.58 segundo de Berlín.

Y hubo, sobre todo, un mensaje claro, nítido, del jamaicano en Londres, la metrópolis de su país hasta hace justo 50 años ahora en que la isla proclamó su independencia. Todos los desafíos a que se enfrentaba, las dudas sobre su valor, la soberbia de sus rivales, las derrotas repetidas ante el joven Blake, los temores por su espalda, la torpeza de su salida, volaron hacia la nada. Bolt es el mejor. ¿Alguien lo dudaba?

El ambiente lo electrificó Bolt, su rayo, su tormenta propia. La velocidad con que sus piernas derrotaron a la duda grosera, innoble; al voluntarismo de su amigo Blake, tan cercano. La noche mágica cayó de pronto desde el cielo, mirando de frente: a su izquierda, el estadounidense Justin Gatlin, el campeón olímpico de Atenas, del otro lado, Blake. Y un poco más allá, en pareja, el norteamericano Tyson Gay y su compatriota Asafa Powell. Los cuatro hombres más rápidos de la historia, todos por debajo de 9.80 segundos alguna vez en su vida, por primera vez codo con codo, rozándose casi, sintiendo la respiración agitada del otro, el temblor de sus manos y piernas al colocarse contra los tachones. Desafiándose en el misterio.

Salieron antes todos que Bolt, que les dejó adelantarse unos metros, que los siguió a una zancada, que, cuando introdujo su aceleración única a los 45 metros, empezó a sorberlos como una gigantesca máquina de succionar, que a los 65, casi 70, les tuvo a su altura una centésima, nada, el tiempo justo de pasarlos y dejarlos atrás, olvidados.

Eso es Bolt, una fuerza imparable que cuando toma velocidad no hay nadie, ni los más perfectos, ni los mejores, que les puedan hacer frente. No celebró la victoria hasta que no cruzó la línea, no se anticipó como en Beijing. Detrás, ordenados, previstos, el campeón del mundo Blake (9.75), plata, y Justin Gatlin, el estadounidense renacido, bronce (9.79).

La intuición se hizo carne, y después palabra e imagen, y así se escribirá, se cantará, se filmará su leyenda. La de Bolt, el rayo, la tormenta

Con información de EL PAÍS

FRASE

"Mi entrenador me había dicho antes de la carrera que no me preocupara de la salida ya que donde soy el mejor es en la parte final"

Usain Bolt, velocista jamaicano.

EL DATO

Los cinco tiempos más rápidos


1.- Usain Bolt, en el Mundial de Berlín 2009 con 9.58 segundos.

2.- Usain Bolt, en los Olímpicos de Londres 2012 con 9.63.

3.- Usain Bolt, en los Olímpicos de Beijing 2008 con 9.69.

4.- Tyson Gay, en el Golden GP de Shanghai 2009 con 9.69.

5.- Tyson Gay, en el Mundial de Berlín 2009 con 9.71.

LA ESTADOUNIDENSE GANA EN LOS 400 METROS

Sanya Richards devuelve el título


De regreso. La estadounidense Sanya Richards-Ross se proclamó campeona olímpica de 400 metros planos en un tiempo de 49 segundos y 55 centésimas, devolviendo a su país un título que no ganaba desde hacía 28 años.
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