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Por Jaime Gallardo

Más mole

Por medio de la página de internet de la FIFA se dio a conocer que el próximo 31 de mayo, la Selección mexicana jugaría un partido amistoso contra el representativo de Bolivia, que sería el último, antes de la Copa Oro de la Concacaf, y sería también el final de los cinco partidos contratados por la Federación Mexicana de Futbol con la empresa SUM.

Sin embargo, un día después de dicha publicación, el secretario de la Federación, Decio de María informó que el encuentro ante los bolivianos aún no estaba amarrado, lo que sí se confirmaría es que la sede para esa fecha será Albuquerque, Nuevo México.

Sin importar si es Bolivia el rival para el último día de mayo, se sigue comiendo pan con lo mismo, porque los sparrings que se le consigue a la Selección siguen siendo, como desde hace muchos años, de la misma catadura y a quienes corresponde poco les interesa conseguir adversarios que ofrezcan un mayor grado de dificultad. Sin ir muy atrás, desde la época de Hugo Sánchez al primer año de “Chepo”, es el mismo refriteado de rivales; en esta ocasión se jugó contra Bosnia y se enfrentará a Paraguay, Venezuela, Ecuador y tal vez a Bolivia; los sudamericanos que al igual que los Bosnios no traen a su figuras; ante esta perspectiva es indudable que el término de partidos moleros está plenamente justificado.

Sin ningún problema se podría cambiar el término de partidos de preparación por el de juegos de recaudación, porque es el fin que se persigue y que casi siempre se logra, el de la recaudación económica, lo deportivo es secundario.

Pero a además de la afición y los medios, que no son tenedores de los derechos del “Tri”, ¿A quiénes les correspondería inconformarse? ¿A los federativos? Deberían de ser los primeros, pero jamás lo harán, porque son socios del negocio y su chamba es presentar números negros al Consejo de Dueños, que algunos lo único que saben de futbol es que es negocio, porque de lo deportivo no tienen ni idea.

¿A los jugadores? Lo hacen tímidamente, más no por el rival, sino por los viajes que tienen que realizar sobre todo los que militan en Europa, pero al final saben que son subordinados y tienen qué obedecer.

¿El técnico? Creo que es a quien correspondería, siempre y cuando considere que no tiene caso enfrentar a ciertos rivales, no tiene que hacerlo publico, porque siempre que se les cuestiona, matizan el tema señalando algo positivo que obtener, pero al final el entrenador es otro empleado que debe acatar órdenes, aunque no esté de acuerdo.

Ciertamente, México como rival no es atractivo para enfrentar por equipos de renombre, y menos si tienen que viajar al otro lado del océano para hacerlo; el dinero no es atractivo porque cobran caro y contendientes les sobran.

Por tal motivo, una posible solución como lo hacen Estados Unidos y equipos sudamericanos como Chile, Uruguay, Argentina y Brasil, ellos son quienes van a Europa a jugar. ¿Quién en su sano juicio no sabe que no es lo mismo enfrentar a Bolivia que a Italia? ¿Con cuál preferiría jugar? ¿Qué partido aportaría más a una preparación?

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