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Manuel López y su lucha por el oro

El especialista en la modalidad de grecorromana tiene como meta el primer lugar en los Juegos Panamericanos

GUADALAJARA, JALISCO (26/MAY/2011).- Irreverencia, rebeldía, hiperactividad y ansiedad de combate, era lo que fluía a los 11 años en la vida de Manuel Alejandro López Salcedo. Sus padres y él mismo intentaron canalizar esa energía en karate, taekwondo y kung fu. Pero fue hasta su encuentro con las luchas asociadas cuando sumó la pasión que disciplinó y domó sus esfuerzos.

“Estaba sin control, era muy vago, peligraba en las calles y un amigo me invitó al Code para conocer las luchas, me gustó tanto que hasta me discipliné”, lo dice divertido el luchador mientras prepara su agenda para el equipo que ahora dirige como entrenador del Code Jalisco, un grupo de juveniles hiperactivos domados con las ganas de medallas y quienes se inspiran en su instructor, el campeón de los Juegos Centroamericanos de 2010 y seleccionado para los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

“Quiero que mi grupo tenga lo que yo no tuve de infantil y juvenil”, lo expresa Manuel con una preocupación muy paternal, reflejando el propio sentimiento familiar que lo une a las luchas asociadas.

“La lucha es mi vida, son mi familia, he pasado más en la disciplina y con la gente de este ambiente que con mi propia familia. Desde los 11 años me concentraron en el Code, no fue pesado para mí porque extrañaba a mi familia, pero ellos preferían que me quedara aquí a andar de inquieto en la calle, de enfadoso”.

Hizo sus estudios de primaria, secundaria, bachillerato y licenciatura en el Code, es entrenador de lucha de la categoría 12-13 años que ganó en la pasada Olimpiada Nacional tres medallas de oro. Vive en el code, entrena y trabaja ahí, pero nunca le ha parecido el deporte una rutina de vida.

“Conocí amigos, me la pasaba bien y eso hizo más fácil que me quedara. Ya se habían dado cuenta que mi paso a los ocho años por el karate, tae kwon do y kung fu no había funcionado, igual no era nada serio, eran clubes chiquitos en los que pagaba como 20 pesos por clase y cuando apareció lo del Code fue un entrenamiento diferente, más formal y muy fuerte, llegó algo a mi vida que me inspiró y no me veo ahora sin las luchas”.

Manuel era un niño delgado, para muchos quizá débil para una disciplina de combate, pero las luchas asociadas le dieron la fuerza muscular que no solo fortaleció su cuerpo, también su espíritu guerrero que transpira en cada encuentro.

“Aprendí a controlarme con el entrenamiento, porque hubiera sido fácil que a la primera dijera no me gusta que me llamen la atención e irme, pero tenía muchas ganas de triunfar y si me portaba mal nos ponían a hacer el triple de ejercicio con el mismo entrenamiento, así es que mejoré me discipliné”.

Hoy se considera un luchador “super pacífico”, que no ha perdido nunca la idea con la que entró a la disciplina. Habla rápido conservando esa esencia de energía con la que llegó de niño, pero hace pausas cuando recuerda sus motivaciones que lo mantienen en la lucha grecorromana, “comencé en esto porque tenía el deseo de ser alguien y esto siempre será una parte muy importante de mi vida, no me veo sin la lucha y no me pienso ir sin conseguir las metas más importantes de mi vida que son ganar la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara y representar a México en unos Juegos Olímpicos”.

El paso internacional

Su primera participación internacional en la que comenzó a destacar fue a los 16 años, cuando ganó el bronce en el Panamericano de la especialidad con sede en Maracaibo, Venezuela, uno de los países potencia del Continente Americano, donde confirmó que podría alcanzar sus metas.
“No teníamos tanto fogueo internacional como otros competidores, pero me di cuenta que lo más importante es la confianza, de saber que tus rivales tampoco saben qué proceso llevas, cómo llegas a la victoria es más con tus ganas y metas”.

Las luchas asociadas pasaron por un proceso de conflictos federados en los que tuvieron cancelados los apoyos para la actividad internacional, y aunque de manera individual los luchadores buscaron los campamentos de fogueo en Cuba y Estados Unidos, fue hasta hace algunos meses cuando se maduró el proceso de actividad internacional, como una estancia en Europa, con sede en Bulgaria, cuna de las potencias mundiales de luchas asociadas.

“La diferencia ahora con los campamentos es notable y se siente no sólo desde la forma de luchar, desde que te presentas en el combate y saludas sientes la energía de lo que tomaste en la actividad internacional”.

Como una magia, es la etiqueta que le cuelga Manuel a su proceso en el que tuvo fogueo físico y técnico. “No es lo mismo cuando alguien tiene estrategia, es como una magia especial luchar con gente de nivel. Me doy cuenta de la lucha que hacía antes y la de ahora y nada que ver. He subido cosas en meses lo que no subí en años y cada vez me siento mas preparado, faltan competencias pero se dará el resultado”.

Habla de un resultado como si quienes lo rodean supieran de qué habla, como muestra de lo familiarizado que está con su meta.
“Sinceramente tengo metido en la cabeza el oro, es lo único que quiero. Siento que tengo la posibilidad por todos los rivales que he enfrentado. Siento que si tienes algo es para hacerlo al máximo y en eso me puse una meta, para mí es importante dar el resultado para ser alguien reconocido en el deporte, quiero dar honor a mi deporte, es mi sueño el oro panamericano”.


Manuel Alejandro López Salcedo
Luchas asociadas
Especialidad grecorromana

Guadalajara, Jalisco
28 julio de 1986   

Su primera competencia internacional en la que destacó fue en 2003 cuando tenía 16 años y consiguió un bronce en el Panamericano de la especialidad para juveniles que se realizó en Maracaibo, Venezuela.

En el Panamericano de la especialidad para mayores en 2005 se metió en el quinto lugar.

La Selección de lucha pasó por un proceso difícil de apoyos y llegó sin campamentos previos a los Juegos Centroamericanos de 2006 en Cartagena, en donde se colocó en la ronda de cuartos de final en el quinto lugar.

Para el clasificatorio olímpico rumbo a Beijing, en Estados Unidos en 2007, se ubicó en la segunda posición pero no alcanzó plaza olímpica, la cual buscó también en Serbia donde terminó en el lugar 16.

En el Panamericano de la especialidad en Venezuela en 2009 se ubicó en la quinta posición.

En el Panamericano en Monterrey, en 2010 terminó de subcampeón superando a los favoritos del área y confirmando su ascenso técnico, después de los campamentos internacionales que comenzaron a tener.

En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez se alzó con el oro en 2010.

Se concentrará a partir de junio en la Ciudad de México para después viajar a Rumania previo al mundial en septiembre próximo en Turquía, en donde buscará los boletos para los Olímpicos de Londres 2012.

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