Deportes
Luis Suárez fulmina a Inglaterra
Los charrúas vencen 2-1 a los británicos, los cuales quedan al borde de la eliminación
La heroicidad explica lo que sucede cuando se cruzan una voluntad de hierro con un desastre de organización.
Fue un duelo equilibrado a partir de las desigualdades. La superioridad manifiesta de la plantilla inglesa se compensó con la ineptitud de su entrenador, incapaz de interpretar las necesidades del partido. Roy Hodgson no comprendió que contra Italia su equipo se partió por la mitad y contra Uruguay repitió los mismos errores.
Si por algo se caracteriza la nueva generación de futbolistas ingleses es por su ductilidad. Wilshere, Shaw, Lallana o Barkley son capaces de interpretar el juego en el medio campo, exactamente allí donde se cocina el futbol moderno. Pero Hodgson no los utilizó de entrada. Tabárez, a quien no por nada llaman ‘Maestro’, advirtió el punto débil y ahí dirigió su armamento. El entrenador uruguayo organizó algo parecido a un 4-1-4-1. Liberó a Suárez, le pidió a Cavani que se retrasara para tapar la salida de Gerrard, dispuso una línea de tres volantes con Rodríguez, Lodeiro y González, y mandó a Arévalo, el mediocentro, a vigilar a Rooney. En un solo movimiento Inglaterra se encontró superada numéricamente y Rooney, su mejor futbolista, se vio aislado.
Uruguay fingió que se dejaba dominar en las zonas frías del campo, se parapetó sobre su área, y cuando tuvo la pelota la movió con naturalidad porque los delanteros ingleses no bajaban. Finalmente, antes del descanso, el partido se rompió. Lodeiro forcejeó con Henderson y Gerrard, entregó a Cavani, cuyo centro al medio del área encontró solo a Suárez. Rígido como llegó al partido después de su operación de menisco, el delantero del Liverpool le ganó la espalda a Jagielka y cabeceó al ángulo de la cruceta. El gol desató el delirio. La tribuna temblaba en el descanso: “¡El que no salta es un inglés!”.
Hodgson tardó una hora en reaccionar. Lo hizo lentamente. Primero cambió a Welbeck por Barkley, luego a Sterling por Lallana. Los hombres estuvieron bien elegidos pero el desorden dentro del campo no se corrigió. Entre las vacilaciones y la desesperación, los jugadores ingleses asaltaron el área rival a fuerza de empuje y centros. Una verdadera lluvia se descargó sobre Muslera.
Uruguay comenzó a sufrir el asedio. Pero la defensa se quebró en una jugada casi fortuita. Johnson tiró una pared con Sturridge en la banda derecha y se filtró a trompicones entre tres defensas antes de centrar raso. En el segundo palo, burlando a Cáceres, irrumpió Rooney. El 1-1 puso a Uruguay en una situación límite. Obligada a responder sin apenas recursos en la caseta, con jugadores fatigados, y con la estrella, Suárez, al borde del calambre. La generosidad de Inglaterra, sin embargo, no tuvo límites. Un saque de portería de Muslera, prolongado por Gerrard, acabó en los pies del cojo. La defensa se clavó a media salida y el delantero se puso mano a mano con Hart antes de rematar con el alma. Fue el gol del partido.
EL FENÓMENO
Luis Suárez
Lo prometió y lo cumplió. Veintitrés días antes del debut de Uruguay en la Copa del Mundo el delantero del Liverpool de Inglaterra fue operado de los meniscos y muchos dudaron que fuera a jugar el Mundial, pero en cuanto salió de quirófano no dudó en afirmar que estaría listo para jugar con la celeste y así fue. No jugó el primer partido ante Costa Rica, pero se convirtió en el héroe ante Inglaterra.
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