Deportes

Louganis, saltando contra la adversidad

Conquistó el trampolín y la plataforma para convertirse en leyenda

GUADALAJARA, JALISCO (17/MAY/2016).- El clavadista estadounidense Greg Louganis, adoptado por una familia griega, no solamente tuvo que hacerle frente a la adversidad desde una plataforma o desde un trampolín, sino que también, una vez retirado del deporte, tuvo que enfrentarse a toda una serie de prejuicios que surgieron cuando a mitad de la década los años 90 hiciera una gran revelación de su vida personal.

Louganis, quien se inició en los clavados desde los nueve años de edad, fue descubierto por el campeón olímpico Sammy Lee en 1971, haciéndose cargo de él como mentor y buscando perfeccionar su estilo como saltador. La recompensa a este trabajo llegó para Louganis en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, donde por primera vez probó las mieles de un podio olímpico al llevarse la medalla de plata en la prueba de la plataforma de los 10 metros.

Al igual que sus compatriotas, Louganis no formó parte de la justa en Moscú en 1980. De no haber sido por este boicot de la delegación de los Estados Unidos, el clavadista pudo haberse alzado como una verdadera leyenda del deporte cuatro años antes de lo que fue en realidad, pues en Los Ángeles 1984, subió a lo más alto del podio en dos ocasiones, coronándose tanto en la plataforma de los 10 metros, como en el trampolín.

Fue en los Juegos de la ciudad californiana donde Louganis deslumbró al mundo y cimentó su estatus de leyenda al ejecutar desde la plataforma un salto de tres y medio giros hacia atrás, ese salto que apenas un año atrás cobrara la vida del georgiano Sergei Chalibashvili.

Cuatro años después, en Seúl 1988, el estadounidense experimentaría uno de los momentos más dramáticos en la historia de los Juegos.

Durante la prueba del trampolín, Greg Louganis tuvo una desafortunada ejecución de uno de sus saltos, al golpear la parte posterior de su cabeza contra el trampolín; el impacto, provocó el desmayo inmediato del clavadista, quien cayera al agua herido, pues la sangre se hizo presente en la fosa coreana y, a pesar de la conmoción, el norteamericano pudo salir de la alberca por sus propios medios instantes después.

Media hora más tarde, con tres puntos de sutura y un vendaje en la cabeza, Louganis volvió al trampolín y consiguió clasificarse a la Final de la competencia; 24 horas después, se convertiría en bicampeón olímpico desde el trampolín de los tres metros y repetiría la dosis desde la plataforma, convirtiéndose en el primer clavadista en ser bicampeón en ambas pruebas.

Alejado ya de la vida deportiva, a mediados de los años 90 se publica su biografía, de la cual fue coautor, donde revela su constante lucha contra el abuso familiar que sufrió desde niño hasta su batalla contra las adicciones, misma que libraba mientras se convertía en uno de los deportistas más reconocidos de la historia; además, en dicha obra, el propio Louganis confirmaba su homosexualidad y que era portador del VIH.

Desde entonces, el ex clavadista se ha mantenido lejos de las drogas y el alcohol y perfeccionó sus habilidades actorales, mismas que había descubierto a temprana edad, viéndose recompensando con cameos en algunas películas.

Su último acercamiento con el deporte que tantos éxitos le dio y lo consolidó como una verdadera figura del olimpismo, se dio en la anterior edición de los Juegos Olímpicos, hace cuatro años en Londres, acompañando al equipo estadounidense de clavados.

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