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Los secretos del campeón

Los protagonistas explican el proceso germano de una década que llevó al éxito en la Copa del Mundo 2014

GUADALAJARA, JALISCO (15/JUL/2014).- Las palabras de Joachim Löw antes de la final dieron en el clavo. “Tienen que dar más que nunca porque quieren ganar algo que no han logrado nunca”, les dijo. Y el gol de Götze le dio la razón, campeones del mundo.

Entonces, como exige cualquier festejo, a Löw lo abrazó hasta el apuntador, siempre envuelto en piropos y sonrisas. Las palabras de los jugadores hacia su persona, además, destilaban veneración, quizá porque con el tiempo les hizo cambiar su juego hasta dar con el éxito definitivo.

Primero les convenció de que el futbol de España y Guardiola era el referente, pero también fue capaz de sazonar la idea con las virtudes del Dortmund de Kloop, del vértigo en la contra, para persuadirles de que les haría mejores y les llevaría donde no llegaron en la pasada Eurocopa y Mundial, apeados en las semifinales. “Esta Copa es el resultado de 10 años de trabajo que empezó con el plan de Klinsmann”, resolvió el entrenador con modestia y respeto para el que fuera su jefe en la Selección, del mismo modo que en el momento del alzamiento del trofeo se quedó en segunda línea, como si los únicos protagonistas fueran los futbolistas.

Esa idea, la del poder de los jugadores, la compartía Sabella. Con la mirada perdida en el infinito de Maracaná, ofreciendo su hombro a los jugadores pero sin recibir palmada alguna en la espalda, al entrenador argentino se le fotografió con los ojos empañados sin derramar lágrima alguna, sin nada que decir tras perder una final en la que su equipo dispuso de ocasiones pero disparó con los pies torcidos, nunca a portería.

Sabella era, en cualquier caso, un reflejo de lo que fue su torneo porque prefirió escuchar al grupo antes que hacer lo que le pedía el cuerpo, entregado al plantel y sobre todo a Messi como se evidenció en las semifinales cuando el 10 le reclamó que quitara a Higuaín para poner a su amigo Agüero. Se levantó el rumor también el domingo cuando sustituyó a Lavezzi, que había destrozado a Höwedes en la primera parte con sus carreras por el flanco derecho. “Es verdad que “Pocho” estaba haciendo un gran partido, pero queríamos cambiar la forma de jugar y ser más ofensivos para no ir al alargue”, resolvió Sabella sin dar otra explicación futbolística. Y de eso, de fútbol y pizarra, le sobra a Löw, intervencionista como pocos.

“Con el paso de los años pudimos ampliar el rendimiento y progresamos como en las jugadas de estrategia, donde nunca fuimos tan buenos y ahora ya nos hacen definir partidos”, resolvió Löw, feliz a más no poder y con la sonrisa en la cara; “aunque no habíamos dado este gran paso. Pero este equipo, este grupo con Lahm, Podolski, Klose y los demás, que siempre han estado con nosotros, se merece la victoria”.

Suma así Alemania su cuarto trofeo para alcanzar a Italia, sólo por detrás de Brasil (5). “Mostramos el mejor desempeño durante los siete partidos. Esta alegría seguirá siempre porque dieron todo y porque somos el primer equipo europeo en ganar en Sudamérica”.

Alemania conquistó Maracaná con un gol de oro de Götze tras 113 minutos de batalla. Fue el décimo octavo gol en el campeonato del conjunto de Löw que igualaba los tantos de Brasil en la conquista de 2002 en Corea y Japón y se quedaba a tan sólo uno del mítico Brasil del 70 en México, el vencedor más anotador de la historia de los mundiales con 19 tantos. El último y decisivo fue el gol 171 del Mundial, igualando el récord de tantos de Francia 1998.

“Es una sensación increíble, no sé cómo describirla. Tiras a gol y no sabes ni lo que está sucediendo”, intentó explicar el héroe de la noche. En las galerías de Maracaná, Götze recurría a los tópicos para canalizar su felicidad exultante. “Es un sueño hecho realidad. Estoy feliz y orgulloso de nuestro equipo. Nos merecíamos todo lo que sucedió en Brasil por el trabajo de muchos años”.

Tras la secuencia de derrotas en la final de la Eurocopa 2008 y en la semifinal del Mundial de 2010 ante España, y en la semifinal de la Eurocopa de 2012 ante Italia, Alemania se ganó la gloria. Igual de entusiasta estaba Klose que dio el relevo a Götze en el minuto 88 del partido. “Le dije a Mario (Götze): ‘yo ya he jugado y ahora tienes que hacer tú el gol’. Y lo hizo. Es sensacional”, dijo. Con la victoria en la final ante Argentina, Klose ya es jugador con más victorias en los mundiales (17, supera a Cafú) y en la selección alemana (86, superando a Matthäus).

El capitán, Philippe Lahm elogió el valor del colectivo como la clave de la cuarta corona mundialista de Alemania. “Tener o no a los mejores jugadores individuales da igual, lo que importa es el mejor equipo y lo hemos tenido”, explicó.

También elogió el espíritu del grupo el guardameta Neuer: “Hemos sido campeones del mundo porque todo el grupo ha estado unido, también los que no jugaron y todos sentíamos su energía. Vamos a celebrarlo por lo menos durante cinco semanas. Y en algún momento dejaremos de hacerlo pero seguiremos despertándonos con una sonrisa”, dijo el del Bayern.

Con información de EL PAÍS

Y después de Brasil, Maracaná


A Alemania le llegó su momento en el mejor de los escenarios para ser la primera europea que gana la Copa en América. Maracaná y Argentina dignificaron el triunfo alemán en una excelente final por intensa, divertida e igualada, imposible para Messi, más futbolista que goleador en Río: el mundo al revés en el día que se jugaba el título. Abatida desde 1996, cuando levantó la Eurocopa con Vogts, Alemania supo digerir las dolorosas derrotas con España en la Eurocopa y el Mundial y encajar también los tiros de Balotelli en Varsovia para cantar victoria en Brasil con un gol de uno de sus jugadores recurso: Götze.

A pesar de ser exigido hasta el límite, no falló el equipo de Löw en el último esfuerzo, ganador precisamente cuando su jerarquía en la cancha estuvo más discutida que nunca por un contrario muy crecido y mejorado, un coloso defensivamente, solo falto del gol de Messi. A Argentina de nada les sirvió llevar al 10 hasta Maracaná y a Alemania hasta la prórroga, dominada por el mejor equipo del torneo, cuatro veces campeón, la selección de moda por su riqueza futbolística y juego coral, digno sucesor de España. No fue el Mundial de Messi sino de Alemania.

A los germanos después del estruendoso 1-7 contra Brasil, un marcador que trascenderá 2014 para convertirse en uno de los mayores impactos en la historia del Mundial. Alemania ya había mostrado el mejor de sus repertorios, pasaba por ser la campeona sin necesidad de ganar la final, era la selección más adulada y agasajada de Brasil.

El Mundial, sin embargo, ya no lo gana un solo jugador sino un equipo como lo constató Alemania, que precisó de Götze después de que tampoco pudiera Müller ni Klose ni Kroos. Ha vuelto Alemania, ganadora con un fútbol moderno y seductor.

POR RAMON BESA / EL PAÍS
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