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La excepción a la regla

El siguiente capítulo

Ciudad de México.- Alejandro Ochoa lo contó como una mera anécdota. Pero era el reflejo de los sacrificios que una familia realizó para el éxito de una de sus integrantes.
El hermano y representante de Lorena Ochoa hablaba de esa vieja camioneta azul, con placas de Arizona, en donde él, la jugadora, y el padre de ambos, don Javier, emprendían la travesía por el Futures Tour, la gira de ascenso rumbo a la LPGA, viajando por todos los Estados Unidos, algunas ocasiones a ciudades en medio de la nada.

A mediados de agosto 2002, las aventuras en la camioneta azul terminaron, en York, Pennsylvania. Lorena había conseguido un objetivo más, su tarjeta LPGA para la campaña 2003, luego de arrasar con el cuadro. Tres victorias en 10 inicios, y los resultados suficientes para ser la reina en el renglón de ganancias.

Esa historia fue una de las tantas que se revelaron -o se recordaron- ayer, durante la conferencia en donde Lorena Ochoa hizo oficial que su tiempo en el golf competitivo se había terminado.

No era de extrañarse el ver un salón lleno para el adiós de la tapatía. La prensa respondió, incluso con presencia de medios extranjeros. En cuanto a familiares y amigos de Lorena, ahí estaban todos (o la mayoría de los que se suponía ver).

Ochoa explicó por qué decidió recortar dos años a la fecha en que muchos habían proyectado su retiro, el año 2012, cuando fuera elegible para entrar al Salón de la Fama. Y no requiere mayor ciencia entender que es hora de que Lorena atienda la que es su prioridad: la vida privada.

“Hoy es el día más especial en mi carrera”, afirmó. Está en todo su derecho de considerarlo así.

Y... pues el retiro llega bajo los términos de Lorena. En la cúspide (tal y como lo hicieran nombres como Jim Brown y Barry Sanders, dos corredores históricos en la NFL). Evitando que el padre tiempo mermara condiciones, y el adiós fuera por la puerta de atrás, más por necesidad que por gusto.

Por ahí quedan espinas clavadas. El US Women’s Open, ese “Major” que tan cerca estuvo de ganar, pero que se quedó corta en dos ocasiones. Aunque, al dejar la puerta abierta para un posible regreso -aunque no de tiempo completo como aclaró rotundamente-, uno nunca sabe qué pueda ocurrir.

“Estoy lista para iniciar una nueva vida”, dijo la tapatía, “hay muchas cosas que quiero hacer”.

Aguardemos qué pasa a partir del jueves, cuando arranque la competencia en Tres Marías, donde se escribirá el último capítulo de la trayectoria profesional, que inició cuando soñaban al volante de la vieja camioneta azul. Y todo indica que Lorena una vez más podrá decir tranquilamente: misión cumplida.

Correo electrónico: luis.hernandez@informador.com.mx
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