Deportes
La excepción a la regla
¿McNabb de negro y plata?
Aguante un poco, amigo lector, antes de soltar la carcajada ante esta posibilidad. Vámonos paso a paso.
McNabb no es extraño a estos rumores de cambios. En un par de meses, se la ha puesto con en sitios como San Francisco, Arizona, Minnesota y San Luis (este último urgido, pero de verdad por un quarterback).
La respuesta de Donovan ha sido la misma: quiere terminar su carrera en Filadelfia, y ser el líder de las Águilas rumbo a un título de Super Bowl -ya llegaron a uno, hace cinco años, en Jacksonville, pero cayeron ante los Patriotas-.
Solamente que hay un detalle.
McNabb se está topando con el enemigo en casa. De hecho, con dos. Les ponemos nombre y apellido. Uno es Howie Roseman, el gerente general. Y el otro, Andy Reid, el entrenador en jefe.
De los tres quarterbacks que Filadelfia tiene en su roster, Kevin Kolb se apunta como el “protegido” de Reid. Michael Vick podría quedarse como suplente (o disponible en caso de que algún equipo lo quiera) y McNabb es la mejor moneda que tienen las Águilas para ofertar al mercado.
Es aquí donde entran a la ecuación los Raiders.
Oakland no sabe dónde quedó la gloria y el orgullo ganado durante años. Un equipo marrullero, pero efectivo. Una organización disfuncional, pero que le alcanzaba para obtener títulos.
Al Davis, dueño de la franquicia, odia ver cómo su escuadra se ha convertido en un auténtico chiste. Y busca arreglar el problema. Solamente con otro detalle: a sus 80 años, sigue operando a los Raiders como si fueran los años 60.
La desesperación que tiene Davis por ver a los Raiders ganar otra vez es tanta, que se metió al baile de Roseman para quizá adquirir a McNabb.
¿Dónde quedó entonces el amor incondicional del dueño de los Raiders por JaMarcus Russell, el quarterback que seleccionó como primero global en el Draft de 2007? Parece que ya se extinguió.
Russell llegó con bombo y platillo, precedido de una aceptable trayectoria en la universidad de Louisiana State. Pero rápidamente se convirtió en un fracaso más a la cuenta de Al Davis en los recientes Drafts (sumándose a nombres como Robert Gallery, Fabian Washington y Michael Huff).
Russell, Bruce Gradkowski y Charlie Frye, los tres quarterbacks de Oakland, no son exactamente talento de Pro Bowl, o líderes natos. McNabb sería solución inmediata, con capacidad probada y experiencia en playoffs.
Roseman quiere algo bueno a cambio de McNabb. Una selección alta de Draft, o a lo mejor pedir al único jugador trascendente de Oakland en años recientes: Nnamdi Asomugha -lo que calificaría oficialmente a Davis como loco por aceptar una transacción así-.
Ah, se me olvidaba. McNabb ha sido clientazo de las lesiones. En las últimas seis campañas, solamente en 2008 fue capaz de jugar los 16 partidos. Le apuesto que Al Davis no ha tomado en cuenta esto. O a lo mejor sí lo hizo... pero a estas alturas, ya le da lo mismo.
Correo electrónico: luis.hernandez@informador.com.mx
Síguenos en