Deportes
La excepción a la regla
La responsabilidad de los atletas
No irá a prisión, sino a una “casa de rehabilitación y reintegración”. Deberá pagar una multa de 5 mil dólares y prestar 400 horas de servicio comunitario (ah, que no son válidas en clínicas de basquetbol, por si se le había ocurrido). Suertudo el muchacho.
El de Arenas, es un caso más a la interminable lista de problemas legales en que se han metido los deportistas profesionales. Ya son años de eso. ¿Y por qué no entienden, entonces?
En estas líneas, no cuestionamos la vida privada de los atletas -claro, si el asunto se hace público, que enfrenten las consecuencias-. No criticamos sus orígenes, sus creencias, ni su círculo de amistades.
Lo que sí no podemos comprender es por qué no les cae el “veinte” para aprovechar lo que les brinda una vida privilegiada. Muchas personas que trabajan por un sueldo mínimo (sea en pesos o en dólares... porque en Estados Unidos también hay pobres), darían lo que fuera por intercambiar roles con ellos, al menos 24 horas.
Arenas se metió en problemas, cuando introdujo pistolas al vestidor de su equipo, los Washington Wizards, el pasado 21 de diciembre. Esto, para presuntamente “arreglar” un problema de apuestas, con su compañero Javaris Crittenton.
Nadie disparó. Pero la ley se violó. Tanto la de la ciudad de Washington, como la de la NBA, que prohibe la portación de armas de fuego en cualquier espacio o situación relacionada con la liga (arenas, aviones y camiones del equipo, eventos públicos, entre otros).
El saldo: David Stern, comisionado de la NBA, suspendió a Arenas por el resto de la campaña; los Wizards buscan el primer pretexto para anular lo que resta del contrato de Arenas (que le pagaría al “angelito” 111 millones de dólares en seis campañas), y de los males el menor, la sentencia barata que no lo manda a la cárcel.
¿Qué necesitan los atletas profesionales para entender su deber... o al menos pretender que están al tanto del mismo?
Ahí está el caso de Michael Vick en la NFL.
Llegó como todo un fenómeno en 2001 a los Halcones de Atlanta (recuerdo la campaña “The Michael Vick Experience” que lanzó uno de sus patrocinadores), pero su mundo se hundió cuando le descubrieron su red de pelea clandestina de perros.
Vick pasó 21 meses en prisión. Lo perdió todo. Ahora, intenta un comienzo de cero, hasta el día de hoy como integrante de las Águilas de Filadelfia.
O también está el caso de Plaxico Burress. De ser el héroe del Super Bowl XLII, cuando atrapó el touchdown de la improbable victoria que consiguieron los Gigantes sobre los Patriotas, ahora también está en la cárcel.
Burress fue sentenciado a dos años de prisión por posesión ilegal de armas de fuego. Lo más curioso: que la noche del incidente en un club nocturno... se disparó solito en la pierna.
No pedimos mucho. Solamente que los deportistas profesionales capten el privilegio que es caminar en sus zapatos. Y que sean más las historias positivas de ellos. Porque existen. Y le prometo que también las vamos a tratar en este espacio.
Correo electrónico: luis.hernandez@informador.com.mx
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