Deportes
La excepción a la regla
En busca de Tiger
El todavía número uno del mundo había afirmado que tomaba una pausa indefinida del golf, para arreglar su vida privada, que fue exhibida durante el receso invernal por sus “peculiares” aficiones fuera del campo.
Dichas vacaciones, para regocijo de sus aficionados, estarían a un tris de llegar a su fin, luego de que Tiger salió del escondite donde se había encerrado a piedra y lodo.
Las apuestas están puestas en dos eventos, gracias al “timing” oportuno del calendario que presenta el PGA Tour. Y la cosa podría no pasar del 8 de abril.
En un escenario ideal, con tintes de guión cinematográfico, Tiger podría regresar el 25 de marzo, en Bay Hill, la “casa” de la leyenda Arnold Palmer.
Es que véalo, amigo, lector, antes de tachar el argumento como demencia pura. Tras “oxidarse” mentalmente, Tiger tiene la oportunidad de redimirse (al menos en el renglón atleta, porque en cuanto a lo de figura pública es harina de otro costal), en un torneo que ha dominado a placer en seis de los últimos 10 años. Y que tiene como anfitrión a un histórico del golf, como “Arnie”.
La otra, que suena mucho más coherente, es nada menos que el Masters, que disputa su primera ronda el jueves 8 de abril.
¿Por qué no? El club más admirado en el mundo, como es Augusta National. Con los ojos del mundo en ese pequeño poblado de Georgia. Y con el antecedente de que han pasado cuatro años desde su último título. Un tigre hambriendo de revancha, equivalente a la fórmula ideal.
Esto sería, además, la mejor noticia que le podría pasar al PGA Tour, que sufre como nunca la ausencia de su máxima figura, mermando en la asistencia de aficionados a los torneos y en los raitings de la televisión.
Pese a contar con figuras veteranas, que incluye apellidos como Mickelson, Singh y Els, además de sangre nueva, como Anthony Kim y Camilo Villegas, esto no es suficiente para que la gira varonil viva días tranquilos.
Por fidelidad o morbo, Woods equivale a una mayor audiencia televisiva. Y a venta de boletos. Eventos como San Diego y Tucson ya pagaron el precio, al formar parte de ese exilio. Ahora, es cuestión de tiempo. Esperar (y cruzar los dedos), para que el pronóstico no falle.
En el ámbito deportivo, se está preparando el escenario para que Woods pruebe de qué está hecho. Fuera del campo de golf, ya es otra historia, en donde Tiger espera tener la oportunidad para recuperar la confianza y la admiración que el mundo tuvo alguna vez en él.
Correo electrónico: luis.hernandez@informador.com.mx
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