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La aventura por el Pacífico Sur, día 5

Los textos que se presentan a continuación son el diario de viaje elaborado por Pedro Fernández del Valle, “Perico”, quien ha enviado mensajes de correo electrónico a una lista de amigos y familiares y la cedió a El Informador. Salvo por algunas correcciones, se presentan prácticamente como fueron enviados

Viernes 8 de abril.- Por fin, ayer en la tarde empezó a soplar el viento. El barco va navegando muy bien, la velocidad y distancia recorrida han mejorado considerablemente.

Ayer por la tarde, a 244 mn, en línea recta, del atolón Clipperton, el capitán “Patas” decidió que mejor abortáramos la reconquista de la isla. Las condiciones del viento en cuanto su dirección e intensidad no nos favorecían: el tiempo que nos tomaría llegar era de tres a cuatro días; eso nos retrasaría tres días en nuestro itinerario. Entraron los sentimientos encontrados al respecto y nos dimos a la tarea de checar cartas de viento en Internet, para poder ver si era posible llegar a Clipperton. Por un lado, la zona estaba calmada, lo que nos permitía desembarcar, pero al mismo tiempo nos dificultaba la llegada.

Por fin, decidimos cambiar rumbo del 180 al 230, para que el barco empezara a correr un poco, ya que estábamos navegando a 2.5 a 3.5 nudos —desesperante—, con la intención de que, cuando tuviéramos a través la Clipperton, se analizaría la posibilidad de reanudar la reconquista.

Con tanto Internet y chequeo de cartas de viento y pronósticos del viento, no tomamos en cuenta la cantidad de megabytes que bajamos: como que esto no lo checas en tu compu cuando estás en la oficina o tu casa. Bueno: ya habíamos llegado al límite y nos cortaron la línea del satélite. Nosotros no sabíamos y empezamos a resetear las computadoras y todo lo que se podrán imaginar. De plano pensamos que el único que nos podía ayudar era la persona que nos instaló el programa y le hablé por teléfono. Muy desconcertado por mi llamada, me preguntó qué se me ofrecía, le platiqué y empezó a darme instrucciones de cómo y qué buscar. Nada funcionaba. Hasta que le dije que mejor le hablara al proveedor y que vieran qué estaba pasando. Cuál fue nuestra sorpresa: ¡que nos habíamos consumido toda la lana del depósito en una hora!

A partir de ese momento no lo hemos vuelto a usar.

(…)

Bueno: ese momento ha llegado. Estamos a través de la Clipperton a 180 mn. Si viramos y el viento está como ahorita, podríamos llegar en 30 horas, por lo que sería la una de la madrugada del domingo. Esto sería peligroso, ya que no te puedes fondear y perderíamos más tiempo. Por lo que, por mayoría de votos, el capitán “Patas” toma la decisión de abortar. Claro: como soy terco, traté de usar todas las estrategias que se me ocurrieron para que cambiara de decisión; no se pudo, pero quedamos en que el próximo año haremos este viaje. Wow, eso me agradó bastante.

¿Recuerdan que les había platicado que no tuvimos viento el martes, miércoles y parte del jueves? Bueno: con la desesperación de ver el mar tan calmado y no avanzar, decidimos prender motores: cuando la velocidad del barco bajara de tres nudos, empezaríamos a caminar pero también a consumir diesel. El tiempo pasó y de pronto checamos cuánto llevábamos consumido: nos echamos 15 galones, casi el 20 por ciento de nuestra reserva; llevábamos 80 galones de reserva en bidones, al barco le caben 108 en su tanque; teníamos 188 galones en total.

Aquí empezaron las preocupaciones del “Patas”. Luego, para acabarla de fregar, la carga de las baterías se estaba consumiendo demasiado rápido: los paneles solares no estaban cargando lo suficiente. Esto ocasionaba que se tuviera que prender el generador una vez en la noche y una vez en la mañana. Como que nunca valoras lo fácil que la tenemos en tierra: cuando se te acaba algo, sólo sales en tu carro y lo compras; aquí no hay tienditas ni gasolineras, estamos todavía a dos mil 400 mn de nuestro puerto de arribo. Hay que empezar a racionar las cosas, dice el “Patas”.

Ya apagamos todos los aparatos: sólo dejamos piloto automático y lo prendemos cada tres horas. Descubrimos que los aparatos que conectó Dustin Fox estaban directos a las baterías; creemos que ése es el problema. Ya los desconectamos, pero, por lo pronto, a ahorrar energía eléctrica.
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