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La aventura por el Pacífico Sur, día 3

Los textos que se presentan a continuación son el diario de viaje elaborado por Pedro Fernández del Valle, “Perico”, quien ha enviado mensajes de correo electrónico a una lista de amigos y familiares y la cedió a El Informador. Salvo por algunas correcciones, se presentan prácticamente como fueron enviados

Martes 5 de abril.- No hay viento. El mar está muy tranquilo: ¡calma total!

Decidimos bañarnos en el mar. Paramos motores y bajamos velas; nos metimos “Patas”, Ricardo y “Perico”. Como a “Patas” se le olvidó su traje de baño, se metió en calzones; como se los quito para bañarse, se le cayeron y se fueron flotando; se aventó al mar por ellos, pero la corriente estaba fuerte; prefirió nadar de regreso al barco. Gritó: “¡Ay, mi calzón, se me va!”. Tuve que agarrarlos y aventárselos; muy chistoso que estuvo.

El mar, increíble: un azul vivo, padrísimo, y la temperatura del agua, muy agradable.

Se descompuso la bomba de agua potable. Desarmamos sentinas y checamos voltajes; nos tomó cuatro horas arreglarlo.

Pescamos un marlin rayado, de muy buen tamaño. Como estábamos arreglando las bombas, “Patas” no nos dejó sacarlo: que está prohibido sacar “picudos”. Como no bajamos la velocidad, el pez peleaba y brincaba; dobló el anzuelo y se fue.

Todo el día y noche usamos el motor.

Vamos a tener que racionar el combustible: nos hemos gastado 15 galones en tres días. A este ritmo nos quedamos sin combustible en 15 días.

Como a las 11 pm se nos empezó a acercar un barco. Al principio pensamos que eran los marinos; luego pensamos que eran narcos. Se puso a popa de nosotros y se empezó a acercar poco a poco, como si fuera un lobo acechando su presa. “Patas” se empezó a poner nervioso, “Poli” también; Ricardo, dormido, para variar: él nomás hace su guardia y se duerme.

Cuando estaba a tres cuartos de milla, prendió sus faros. De repente sonó la radio, una voz con acento de sinaloense. Nos dice: “El barco que se encuentra en la latitud y longitud equis…”.

Checamos y éramos nosotros. Javier les contestó: “Adelante”, y cambiamos a otro canal.

Los brutos nos dicen: “¿Son barco pesquero?”. Nosotros: “No, somos velero”. Todavía vuelve a preguntar: “¿Son pesquero? Porque yo sí y quiero saber dónde tienen tiradas sus líneas, porque no quiero tirar mis líneas de pesca sobre las de ustedes”. Claro, el “Patas” le decía a Javier: “Dile que somos velero. ¿Qué acaso son brutos? Tenemos las luces prendidas de las velas, ¿qué no ven”. Y nos vuelven a preguntar: “¿Son barco de pesca, tiraron sus líneas?”. Javier les vuelve a contestar; “No, nosotros somos velero, no somos pescadores”.

Para esto, ya ellos estaban a media milla de distancia. Javier les pregunta: “¿De dónde vienen, a dónde van?”. Ellos evaden la respuesta y nos dicen: “Venimos de aquí arribita, vamos para allá abajo”. Javier vuelve a preguntar lo mismo, nos contestan evadiendo la pregunta y mejor ya ni preguntamos. Se dieron la vuelta de 180 grados y se fueron. Estamos seguros que tenían una cita con otro barco para recoger un cargamento.

Eran narcos.

Bueno: seguimos la aventura.
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