Deportes
La abundante jornada del squash
Con cinco medallas en un día, México confirmó que, aunque el escenario fuera pequeño, su triunfo fue gigante
Y así fueron cayendo medalla a medalla. Primero fue la pareja femenil integrada por Samantha Terán y Nayeli Hernández, que en menos de media hora sentenciaron a sus contrincantes colombianas, que no pudieron ni meter las manos. La cara de la colombiana Catalina Peláez lo decía todo: el vértigo de la dupla mexicana fue incontestable.
Minutos después, y con la emoción todavía flotando en el aire tras el éxito de las damas, la pareja mexicana varonil de Arturo Salazar y Érick Gálvez se cubrieron de oro tras un segundo set cardiaco contra la pareja de Estados Unidos, que luchó con todo hasta el último punto. En ese momento, la locura se apoderó de los cientos de espectadores reunidos en la cancha central del Complejo de Squash: México se colgaba dos medallas en cuestión de 10 minutos.
Las contundentes victorias de la mañana auguraban un símil por la tarde. Todo comenzó con el pie derecho: Samantha Terán no tuvo piedad con su contrincante canadiense Samantha Cornett y la doblegó en sets seguidos. La canadiense se envolvió en constantes reclamos a los árbitros y la mexicana aprovechó las desconcentraciones de su rival, para darle a México la tercera medalla de oro de la jornada.
Ya en la noche, la mesa estaba servida para el platillo principal de la noche. César Salazar, que en la mañana había vencido a su hermano Arturo en las semifinales, saltaba a la cancha principal por la hazaña: darle a México el cuarto oro del día. Enfrente, un colombiano con credenciales muy calificadas, Miguel Rodríguez, que desde el principio del juego logró imponer condiciones. El mexicano lució desesperado y con pocas herramientas ofensivas. Tras más de una hora de juego, Salazar cayó en tres sets. Lesiones, interrupciones y un arbitraje que levantó polémicas fueron mucho para el mexicano, que no pudo refrendar su nivel de juego.
Al final, el squash resultó una fiesta para el público mexicano. Con cinco medallas en una jornada, México se instala como una de las potencias más consolidadas en la disciplina: tal como alguna vez fue la marcha, el squash busca un lugar privilegiado en la historia de éxitos del deporte mexicano.
MARCADOR
Recuerdos de Río
Lo de ayer no fue una sorpresa: Éric Gálvez fue el campeón de Río 2007
Festín de metales
Oro
Dobles femenil
Samantha Terán y Nayelli Hernández
Dobles varonil
Arturo Salazar y Éric Gálvez
Individual femenil
Samantha Terán
En individual varonil
Plata
César Salazar
Bronce
Arturo Salazar
Dos campeones
ÉRIC GÁLVEZ SÁNCHEZ
Vino, volvió y venció
Nació hace 28 años en la ciudad de Puebla. Se llama Éric Gálvez Sánchez y es el primer squashista mexicano que gana en este deporte, en Río 2007. Esto, a pesar de no haber entrenado tanto debido a una lesión en la espalda baja. Está entre los 40 mejores jugadores de esta disciplina en el mundo. Mide 1.69 metros y pesa 68 kilos. Su padre le ayudó a incursionar en el squash, a manera de pasatiempo, y tiempo después se convirtió en su entrenador. Se confiesa admirador del español Enrique Bunbury, por los mensajes de sus canciones.
SAMANTHA TERÁN QUINTANILLA
Por fin, y de a dos
Dos fueron las medallas que ganó ayer Samantha Terán Quintanilla para México. Su papá era squashista profesional e inspiró a Terán a incursionar también en dicha disciplina la enseñó a ser perseverante. Nacida hace 30 años en la Ciudad de México, la atleta de 1.61 metros de altura y 55 kilos de peso ya había honrado a México con tres oros en Mayagüez 2010, y cuatro bronces en los Panamericanos: uno en Winnipeg 1999, dos en Santo Domingo 2003, y uno en Rio 2007. Su nombre se encuentra dentro de las 20 mejores squashistas del planeta.
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