Deportes
La Quebrada, un riesgo donde se gana la vida
Moisés López lleva diez años en el espectáculo de clavados, ayer mostró sus habilidades a tenistas del Abierto Mexicano
ACAPULCO, GUERRERO (24/FEB/2015).- Ganarse la vida a base de clavados es una tradición en Acapulco que data de 1934. En el Puerto, lanzarse desde La Quebrada es una "profesión", nada fácil y siempre riesgosa.
El peligro radica en que el clavadista debe calcular el instante preciso en el que sube la marea para que su ingreso al agua no sea mortal, debido a los cuatro metros de profundidad y a las rocas que merodean en esta zona del mar. Un trabajo para temerarios, como Moisés López, un originario de Acapulco, que desafía día con día los 35 metros del acantilado desde hace 10 años.
"Desde hace 10 años que estoy colaborando aquí con mis compañeros los clavadistas. Un día cuando estaba más joven vine a ver el 'show' de clavados y me llamó mucho la atención ver a los clavadistas lanzándose y dije que algún día querría ser igual que ellos. Y se me dio. Me invitó un amigo y me animé y sigo encantado", relató Moisés, quien ayer dio una demostración en este tradicional lugar del puerto como parte de las actividades del Abierto Mexicano de Tenis, donde estuvo el campeón vigente Grigor Dimitrov, la eslovaca Daniela Hantuchova y el mexicano Santiago González.
A los jugadores les mostró la técnica y la concentración que se debe tener segundos antes del salto; habilidades que dominó luego de tres años de su primer clavado, aunque aceptó que aún lo invade el pánico. "Al principio me quería desmayar, pero de igual forma, uno con práctica va superando el miedo, una vez haciéndolo lo vuelves a hacer otra vez, pero obvio, siempre hay miedo de por medio. Como en tres años lo dominé, me costó algo, pero pude lograrlo", comentó López de 27 años.
Asimismo, antes de cada pirueta se encomienda a la Virgen de Guadalupe en el altar situado en la cima acantilado. "Siempre hago una pequeña oración a la virgen que tenemos ahí, nos encomendamos a ella para que no nos pase nada", indicó.
Sobre la remuneración no dio detalles, sólo dijo que "sí vivo estable, porque al día hacemos cinco 'shows' de clavados, en los cuales yo me lanzo dos o tres veces, hay veces que hasta más".
"Es una sensación muy bonita conocer personas importantes, como el muchacho campeón del torneo (Grigor Dimitrov)", refirió Moisés López en relación a los jugadores que visitaron La Quebrada ayer.
INFORMADOR / Roberto Alarcón
El peligro radica en que el clavadista debe calcular el instante preciso en el que sube la marea para que su ingreso al agua no sea mortal, debido a los cuatro metros de profundidad y a las rocas que merodean en esta zona del mar. Un trabajo para temerarios, como Moisés López, un originario de Acapulco, que desafía día con día los 35 metros del acantilado desde hace 10 años.
"Desde hace 10 años que estoy colaborando aquí con mis compañeros los clavadistas. Un día cuando estaba más joven vine a ver el 'show' de clavados y me llamó mucho la atención ver a los clavadistas lanzándose y dije que algún día querría ser igual que ellos. Y se me dio. Me invitó un amigo y me animé y sigo encantado", relató Moisés, quien ayer dio una demostración en este tradicional lugar del puerto como parte de las actividades del Abierto Mexicano de Tenis, donde estuvo el campeón vigente Grigor Dimitrov, la eslovaca Daniela Hantuchova y el mexicano Santiago González.
A los jugadores les mostró la técnica y la concentración que se debe tener segundos antes del salto; habilidades que dominó luego de tres años de su primer clavado, aunque aceptó que aún lo invade el pánico. "Al principio me quería desmayar, pero de igual forma, uno con práctica va superando el miedo, una vez haciéndolo lo vuelves a hacer otra vez, pero obvio, siempre hay miedo de por medio. Como en tres años lo dominé, me costó algo, pero pude lograrlo", comentó López de 27 años.
Asimismo, antes de cada pirueta se encomienda a la Virgen de Guadalupe en el altar situado en la cima acantilado. "Siempre hago una pequeña oración a la virgen que tenemos ahí, nos encomendamos a ella para que no nos pase nada", indicó.
Sobre la remuneración no dio detalles, sólo dijo que "sí vivo estable, porque al día hacemos cinco 'shows' de clavados, en los cuales yo me lanzo dos o tres veces, hay veces que hasta más".
"Es una sensación muy bonita conocer personas importantes, como el muchacho campeón del torneo (Grigor Dimitrov)", refirió Moisés López en relación a los jugadores que visitaron La Quebrada ayer.
INFORMADOR / Roberto Alarcón
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