Deportes
Iván García, un rebelde en busca de medallas
El clavadista tapatío arrancó el año como uno de los protagonistas mundiales de los clavados que aspira al podio de Panamericanos
Por la juventud, hiperactividad y manera de expresarse del clavadista de 18 años parecería una broma, quizá por ello, sin insistir, él mismo reafirma, “creo que sería un delincuente porque estaba muy descontrolado, tenía mucha energía y sin los clavados yo no sé dónde hubiera ido a parar”.
Y el salto que dio en su vida fue de 360 grados, pues de ser un niño de siete años sin control en casa y escuela, en menos de dos años ya estaba representando a Jalisco en los clavados y cuatro años más tarde en su primera competencia internacional.
“Entré aquí porque no pensé que fuera tan difícil, porque estaba sentenciado en la escuela, si no entraba a algún deporte ya no me iban a aceptar, entonces en un recorrido en el Code para buscar disciplina, cuando pasamos por la alberca estaban los clavadistas y les dije a mis papás que eso era lo que quería, no sabía que se llamaba adrenalina, pero ahora eso creo que fue lo que me hizo quedarme en los clavados”, relata Iván.
Su primer equipo fue el que trabajó Martha Lara, entrenadora de las mejores gimnastas que ha tenido Jalisco y quien comenzó con un grupo de niños inquietos que ella misma decía, debían tener esa cualidad para ser parte del equipo.
Le decían sus compañeros el “Pollo”, pero el sobrenombre prácticamente se ha olvidado, convertido en el “Gallo de los clavados”.
En su paso de infantil a juvenil se sumó el entrenador Iván Bautista, un hombre observador, analítico, que comenzó a trabajar los puntos débiles de García Navarro para hacerlo uno de los mejores clavadistas del país y protagonista internacional.
“Cuando comienzas a subir de técnica llega un momento en que cuesta trabajo y en ése punto fue donde Iván (Bautista) me impulsó, tal vez de otra manera hubiera dejado ya los clavados”, expresa el juvenil con una seriedad que contrasta con sus rasgos aún infantiles en un cuerpo de adulto trabajado bajo el sol y el destello de una fosa en la que pasa hasta seis horas diarias de su vida, más otras dos o cuatro en gimnasio.
“Una de las cosas técnicas que hizo Iván (Bautista) por mí, entre muchas que me han ayudado a seguir en esto, fue la ubicación, me costaba mucho dar un salto y no caer de espalda porque me acostumbré a cerrar los ojos, y la técnica que utilizó Iván me sorprendió; puso una cartulina fosforescente en una parte de la plataforma y me indicó que cada giro la observara y así estuve trabajando unos días hasta que fue como un brillo el poder lograr esa parte que me hubiera retirado de los clavados, porque los golpes en este deporte son muy duros”.
La técnica y la mentalidad han hecho la diferencia para dar el salto del clavadista juvenil de alto rendimiento al clavadista promesa de los clavados en México.
“Antes no estaba muy seguro de decir ‘quiero esto o voy por esto, sólo entrenaba buscando la medalla de Olimpiada Nacional, buscando salir de competencia internacional y así se pasaban los días, como con metas muy cortitas. Hoy tengo metas claras, más largas pero que me inspiran mucho, estoy seguro de que quiero ser campeón olímpico y lo puedo lograr”.
El sueño olímpico es parte de su despertar cada día, desde sus primeras horas de entrenamiento hasta sus decisiones personales, “dejé la escuela porque me estaba costando mucho, entonces decidí que para Juegos Panamericanos y Juegos Olímpicos de Londres 2012 me daría un descanso, para estar de lleno en esto que quiero, y entonces terminando de reanudar mis estudios y ahí también tener éxito. Es difícil entrenar tantas horas, pero se hace fácil cuando tienes una meta, y el día que me siento cansado pienso que hay un chino queriéndome ganar y sé que si dejo de entrenar él va a avanzar un paso más para ganarme”.
Las medallas internacionales
Su paso fue rápido entre el mejor juvenil mexicano de la plataforma a protagonista mundial. En sus últimas competencias a partir de 2010 comenzó a figurar en el podio internacional para ganar la confianza que lo hace expresar con determinación que quiere escuchar el Himno de México en los próximos Juegos Panamericanos.
“Nuestro entrenador siempre nos está recordando que la meta son los Juegos Panamericanos, para cualquiera de la Selección es una inspiración, pero en lo personal, los que a diario entrenamos en Jalisco y sabemos lo que ha sido este camino para tener la sede nos representa algo especial, saber que estará toda nuestra gente, viendo lo que hacemos y ¿por qué no? podíamos muchas veces estar con ellos en familia, sería con una dedicación y motivación muy fuerte”.
Este año Iván García consolidó su camino en sincronizados, una competencia para la que ha tenido que dejar de lado la posibilidad individual, “estamos muy acoplados (con Germán Sánchez, su dupla en sincronizados), cada vez nos vemos y sentimos más unidos, nos conocemos desde niños, sabemos cómo trabajamos cada quién, cómo somos y eso hace que tengamos mejor sincronización, y a partir de ahí el trabajo técnico también es más fácil llevarlo”.
Dejar de lado la posibilidad de individuales no le inquieta, porque sabe que su meta es tan clara como el punto que encuentra y observa en cada salto para entrar limpio en su clavado. “Lo más importante para nosotros es que estamos representando a México con mucho orgullo, pensando no sólo en estar en una competencia, pensando en estar para ganar, nos queda muy claro que queremos estar del lado de la moneda en el que está la victoria, la otra cara es la de la derrota”.
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