Deportes
Isinbáyeva se pone a ella misma como límite
La rusa manifestó que su objetivo más grande de este año es conseguir su tercer título mundial en Berlín
Después de haber roto este año la barrera de los cinco metros también en pista cubierta, la campeona olímpica, mundial y europea estableció sus prioridades: el Mundial de Berlín, todos los mítines de la Golden League y las tres reuniones del Gran Prix que mejor se adapten a su calendario.
Isinbayeva no ve ninguna oposición seria en su especialidad: "no tengo rivales serios. Mi principal adversaria soy yo misma. Mi motivación procede de la gente que ama el deporte, y especialmente de los niños. Cada vez me sucede con más frecuencia quedarme sola en competición, y sólo el apoyo de los aficionados y de mi entrenador (Vitaly Petrov) me motivan", aseguró la atleta de Volgogrado.
La mejor pertiguista de la historia realizó una visita a su ciudad natal al término de la temporada en pista cubierta. "Me agradó mucho volver a ver a mi familia y amigos en Volgogrado porque paso mucho tiempo entrenando en Mónaco e Italia, donde el clima es más favorable", explica en la página web de la IAAF.
Isinbáyeva revela que se entrena en dos sesiones diarias y que duerme entre las dos. Cuando termina la vespertina, se limita, dijo, a "no hacer nada, sentarme para ver la televisión. No me queda tiempo ni energías para salir".
Los fines de semana sí tiene tiempo para ir al cine, de compras o para leer un libro "o simplemente hacer algo nuevo".
Asegura que desconoce sus límites. En la actualidad tiene el récord bajo techo en 5,00 y el de aire libre en 5,05. "Soy muy ambiciosa y para mí es muy importante ir subiendo la barra cuantas veces pueda. Si no estuviera convencida de que puedo seguir haciéndolo, me habría retirado".
Durante la campaña invernal Isinbáyeva utilizó un a pértiga de 4,60 metros de larga con el punto de agarre a 4,55 y un índice de dureza de 18,3. Piensa que con este tipo de propulsor puede llegar todavía más alto.
"Se puede saltar más de 5,05 con la misma pértiga. Todo depende de la calidad técnica del salto porque no hay una relación directa entre la dureza y la altura conseguida. Se pueden utilizar pértigas más duras, pero el riesgo de lesión es más alto", explicó.
Después de una competición como los Juegos Olímpicos necesita rehabilitación. "Después de Pekín lo necesité más que nunca, pero después de diez días en el balneario de Terme Euganee-Abano Montegrotto en Italy todo está olvidado".
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