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En el fairway

Por Augusto Pedrero

Emociones al por mayor

Hubo de todo en el campo de golf Augusta National, durante la edición número 75 del Masters Golf Tournament. ¡Qué campo! Estaba inmaculadamente perfecto y fue un gran escenario para tantas emociones vividas.

Creo que todo mundo esperábamos la consagración de un gran golfista, muy joven, de 21 años de edad, Rory McIlroy, quien había demostrado en los primeros 54 hoyos un gran temple, swing, putt y mentalidad ganadora.

Sin embargo, al final, el campeón resultó ser el sudafricano Charl Schwartzel, de 26 años de edad, quien es un gran jugador y tiene uno de los mejores swings de la gira, lo que, aunado ahora a un superputt, logró ganar su primer torneo Major.

Charl tuvo todo el mérito del mundo. Tiró la mejor ronda del domingo, un 66, y lo logró, cerrando los últimos cuatro hoyos del torneo con birdies, para acumular así, los 14 bajo par con los que ganó. Es más, desde que inició esta última ronda, lo hizo con el pie derecho, parecía que estaba bendito. En el hoyo uno, par 4, falló su segundo tiro hacia el green, y quedó a la altura de la bandera, como a unas 12 yardas de las barbas y a unas 35 del hoyo. Chipea su tercer tiro con un siete de fierro, y ¡pácatelas! que la METE al hoyo, para birdie. Dos hoyos después, en el hoyo 3, par 4, hace su segundo tiro desde 108 yardas, y ¿qué cree usted que pasa?, pues que la mete para “águila”. En este momento ya estaba empatado en el primer lugar con McIlroy, con 11 bajo par.

Qué inicio, ¿verdad?

Por el contrario, el chavo “sensación”, originario de Irlanda del Norte, Rory McIlroy, después de ser el líder del torneo por tres días, con 12 bajo par y llevarle cuatro golpes de ventaja al segundo lugar, el domingo tuvo un gran colapso en su juego, al tirar un “espantoso” 80, para finalizar el torneo empatado en el 15º lugar, con cuatro bajo par. Cabe mencionar que, a pesar de que McIlroy jugó muy mal este día, su comportamiento en el campo fue excepcional, muy ecuánime, sin ningún “berrinche” que hubiera opacado aún más su actuación. Realmente fue un gran ejemplo para chicos y grandes.

Esta “caída” fue similar a aquella que tuvo el australiano Greg Norman en el año de 1996, cuando, antes de la ronda final, le llevaba seis golpes de ventaja al inglés Nick Faldo, quien tiró 67, y Norman terminó firmando un horrible 78 en su tarjeta, con lo que todavía alcanzó a asegurar el segundo lugar, por un golpe, sobre Phil Mickelson.

Parece ser que, por más ventaja que traiga el líder al inicio del último día, puede no ser suficiente para ganar.

Bien dicen algunos expertos: “realmente el Masters inicia en los últimos nueve hoyos del torneo”. Y vaya que tienen razón. De esos nueve hoyos, CINCO tienen agua, lo que los hace muy intimidantes.

Por otra parte... cuando vimos a Tiger tirar un bogey, dos pares, cuatro birdies y un “águila” en los primeros ocho hoyos del último día, y ponerse a un solo golpe del líder McIlroy, pensamos que podía ganar el torneo.
Estábamos viendo al Tiger que conocíamos, echándole ganas, bien “prendido”, haciendo tiros excepcionales y metiendo putts cruciales. Pero en eso, en el hoyo 12, par 3, falla un putt corto para par, como de un metro de largo, y desde ahí, le entró la desconfianza. En los segundos nueve hoyos tuvo que conformarse con par de campo, para un “nada despreciable” 67 y empate en el cuarto lugar. A lo mejor estamos viendo el inicio del “regreso” de Tiger.
Ojalá.

Fue un torneo Masters muy agradable. Estuvo tan emocionante y reñida la competencia que, en determinado momento, había nueve jugadores a sólo dos golpes del líder. Cualquiera podía ganar.

Espero, amable lector, que igualmente lo haya disfrutado.

Hasta la próxima ocasión... procure mantener su bola En El Fairway.
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