Deportes
El público quiso, el equipo no pudo
El resultado fue 85-67 a favor de Puerto Rico, pero ese marcador no cuenta la afición que despertaron las mujeres mexicanas del basquetbol
El primer cuarto fue un horror para las nacionales: salieron nerviosas, no encestaban. Los tiros de tres puntos que en otros partidos entraban ahora pegaban en el aro. Muchas desconcentraciones que hacían perder el balón con intercepciones infantiles, pases que no llegaban a sus receptoras.
Para el segundo cuarto, la misma historia. Decisiones arbitrales que tanto mexicanas como extranjeras reclamaron, llegando a causar faltas técnicas. Las nacionales se fueron al descanso con desventaja, 35 a 30.
Ya para el tercer cuarto las cosas no parecían cambiar. En una jugada circunstancial, la capitana de México perdió no sólo el balón, sino que tuvo que salir lesionada y recibir atención entre lágrimas.
En la última parte del partido, México quiso alcanzar pero, a decir verdad, la defensa de Puerto Rico fue de hierro. Tiros de tres puntos que no llegaban por la fuerte presión de las caribeñas. Y la número 8 de Puerto Rico, Carla Cortijo, quien, con dinamismo repartido en 170 centímetros de estatura, vapuleó a la defensa mexicana.
Para los que conocen la historia, esta medalla les sabe a oro. Con dos federaciones de basquetbol que empantanaron el camino de las deportistas, la selección mexicana de baloncesto panamericano dio la sorpresa y demostró que, en el campo deportivo, México puede con, sin y a pesar de sus directivos.
Oficialmente, las chicas de la selección femenil se vieron por primera vez a dos semanas de comenzar la justa deportiva. El baloncesto nacional no iba a tener participación en Guadalajara 2011. En la rama varonil, de la que se espera aun menos que las mujeres, los jugadores han prometido jugar partidos de exhibición para entrenar y no se han presentado.
Con una capitana como Érika “La Cucha” Gómez, el “Bravo, muchachas” que gritaban en las gradas sabe y se siente, porque ganar tres partidos a las potencias continentales deja orgulloso a más de alguno. El esfuerzo en la duela, el sudor en el balón y el grito de euforia por cada punto es algo que la gente con los pantalones largos no entiende.
LA CONTRACRÓNICA
El público, medalla de oro
Desde un torero azul con un trasero enorme hasta un doctor que curaba animales, ésos eran algunos de los personajes que llenaban de alegría el complejo de basquetbol.
Además de ellos, en el público aparecieron distintos personajes, unos iban vestidos de luchadores con sarapes de colores, otros con pelucas largas de colores que hacían referencia a la época de las cavernas.
“¡Fuera, fuera fuera!”, eran los clamores de la gente apasionada, que gritaba porque el árbitro no marcó una falta a favor del equipo mexicano. Los gritos fueron tan grandes, como grande fue la gente que se dio cita en las instalaciones del Code Alcalde y que en ningún momento dejó de alentar a su equipo.
Las frases que llenaron de vida las tribunas y los pasillos fueron las mismas que alguna vez sonaron en otros complejos, pero la noche de ayer sabían diferente: “¡Sí se puede, sí se puede!” y “¡México,México!”.
Las jugadoras mexicanas, como Fernanda Gutiérrez y Abril García, cuando el equipo mexicano denotaba cansancio, invitaban al ritmo de los tambores a que el público se uniera y cantara el “Cielito lindo”.
Por su parte, desde la zona alta de las bancas, la porra de Puerto Rico, que era minoría, nunca dejó de alentar a su equipo, a pesar de los abucheos del público mexicano.
Minoría, pero eran, de todas formas, unos 80, listos para sacarse la espinita. ¿Quién les iba a impedir que se divirtieran? Sus chicas ganaban el oro y ellos cantaban también: “Ay, ayayay, canta y no llores...”. “¡Fuera, fuera!”, contestaron los mexicanos.
Al final ganó Puerto Rico, pero el público se llevaba la medalla de oro.
EL PODIO
Basquetbol femenil
Oro: Puerto Rico
Plata: México
Bronce: Brasil
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