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''El Juli'' sale por la Puerta del Príncipe
Julián López es llevado en hombros al triunfar en la Maestranza, en el festejo del Domingo de Resurrección
Cuando “El Juli” se fue a portagayola para recibir al quinto de la tarde ya se mascaba la Puerta del Príncipe. La oreja cortada al segundo y la incontestable y magistral demostración de poderío y primacía hacían presagiar el paseo bajo ese legendario arco que volvió a abrirse para el madrileño después de un año de ausencia de la plaza de la Maestranza.
Todo fue intenso: desde que cruzó el inmenso ruedo sevillano para postrarse de hinojos para pasarse por la hombrera al segundo de la tarde, un buen toro de Garcigrande que le permitió expresar cadencia y nuevos registros en el manejo del capote, especialmente en un quite que combinó tijerillas y chicuelinas.
El quinto le puso en aprietos y le apretó en los primeros lances, después de resolver con algunos apuros la larga cambiada a portagayola. Dos lances y una media volvieron a revelar esa cadencia que ha convertido al diestro madrileño en un gran intérprete del toreo de capote.
El toro tenía temperamento y no permitió ni un error al Niño de Leganés, que resultó prendido dramáticamente cuando trataba de colocar un par de banderillas.
Repuesto el orden, Julián se puso a torear con la muleta enterrada en el albero cuajando sensacionales muletazos muy para adentro y con trazo largo y rotundo. El toreo se mostraba esta vez desnudo y macizo, sin ningún tipo de aditamento, llevando y pulseando una encastada embestida que se enhebró a la perfección a la maestría de “El Juli”, convertido en definitivo dueño de la escena.
Del toreo en redondo, un cambio de mano sirvió de nexo para que brotaran los naturales, largos y templados. La plaza ya era un manicomio y el torero aún liberó la tensión con cambios de mano, molinetes y pases de pecho que hilvanaron unas series con otras.
El faenón estaba hecho y la estocada, sin perdón, puso en sus manos dos orejas que el presidente sacó a la vez, sin pensárselo dos veces. Le llegaron a pedir el rabo, que hubiera sido justo por su gran tarde.
SIN SUERTE SUS ALTERNANTES
“Morante” y Manzanares
José Antonio “Morante de la Puebla”: estocada y descabello (silencio); y estocada corta (silencio).
José María Manzanares: pinchazo y estocada (ovación tras aviso); y estocada, tres pinchazos y estocada (silencio tras dos avisos)
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