Deportes

Desde el lienzo

Hoy me dijeron Don...

Con los mejores deseos de que hayan pasado una muy Feliz Navidad en compañía de sus seres queridos, aprovecho para enviar un saludo afectuoso a la gran familia charra, escaramuzas y amadores del caballo, así como comentar algo relacionado con el Don.

Un poco enfermo de gripe, pero pasamos bien la Navidad con la familia en pleno y la Noche Buena fue algo que nos sirvió para reflexionar, porque esta época está salpicada de nostalgia, de alegrías, tristezas y alguno que otro sinsabor.

He de tomar algunas palabras del libro de don Delfín Sánchez Juárez, ese de “¡Que no se Acabe esa Raza de a Caballo!”
En la página 35 habla de que “Hoy me dijeron Don por vez primera…
Fue montado a caballo, bajo un cielo presagio de tormenta y tolvanera.

Me acordé de mi padre y de mi abuelo, miré mis manos con algún recelo buscando arrugas y abultadas venas y jalé de la rienda, sin motivo, sólo por comprobar si aún sigue vivo el vigor de otras horas más serenas…
Dos hojas antes, en la introducción del poema, Sánchez Juárez –todo un personaje de la charrería- dice que “El dominus latino, el señor, nació el Don para calificar a la persona digna de tan elevado tratamiento. Se dice fácilmente, pero no es tan sencillo merecer el apelativo en toda la extensión de la palabra.
Es expresión de admiración y de respeto. Las más de las veces acompaña a las canas, a las abultadas venas y a las profundas arrugas de las manos aún firmes.

Cuando se escucha por primera vez el Don, sobre todo en boca de jóvenes de ilusiones, energías y prometedor futuro, los recuerdos del pasado se amontonan, las emociones reverdecen y las negras realidades vuelven a convertirse en esperanzas. ¡Cuántas reminiscencias encierra el Don!

La reflexión navideña

Pero después de suspirar con esas elocuentes palabras del vate Sánchez Juárez, dicen que el Don se gana y es no nada más por cuestión económica que se gana ese respeto.

Me gustó para la reflexión ese tema y más porque una de mis hijas, fue a una fiesta o posada decembrina en El Cortijo de la Hacienda Santa Lucía. Eso quizás no tiene nada de raro, pero sí lo que sucedió, cuando a través de ella un buen amigo me mandó saludar y es que alguien la presentó como hija de Don Ricardo Zermeño Barba.

El amigo en cuestión, cosas más, cosas menos, dijo “Me saludas a tu papá Ricardo y dile que el Don era Don Ricardo Zermeño Cárdenas”.

Más que molestarme, en verdad lo digo, es un honor para mi padre eso del Don, que se ganó a pulso y es que esa expresión tiene mucho de gran verdad.
Así esta historia, así las cosas en plena época navideña y cuando vemos caer las últimas hojas del calendario 2010.

Por cierto, aprovecho para enviar mi salutación y mis mejores deseos a la gran Familia Charra y los amigos lectores que nos favorecen con su atención de leer esta columna semanal, para desearles que cierren bien este agonizante año, esperando que sigan los éxitos en el 2011, son en verdad, mis mejores deseos.

COMENTARIOS A: zermenobarba@gmail.com
Síguenos en

Temas

Sigue navegando