Deportes
Cumple, tercera gala taurina
El rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza fue la principal atracción ayer por la noche en la plaza de toros El Centenario de Tlaquepaque
Y se cumplió con el objetivo. El coso alfarero presentó gran entrada para ver a voluntariosos alternantes en este festival, en el que abrió plaza el novillero español Rafael Serna. Todos los de a pie pecharon con novillos-toros de malas condiciones, rajados y sin materia para ejercer el buen toreo de los cuatro coletas.
Rafael prendió a la afición con su buen quehacer taurino, haciendo gala de valor sereno, especialmente con muleta, con la que logró detalles y pases de calidad que le fueron reconocidos por el público. Serna anduvo voluntarioso ante un novillo rajado, que buscó siempre las tablas, pero su capacidad le dio para fincar ceñidos derechazos de fuerte calado, para que posteriormente, de manera lastimosa, herrara con el acero en estocada trasera de poco efecto, teniendo que echar mano del descabello en varias ocasiones.
El centro de atención de la noche de ayer fue sin duda el centauro navarro Pablo Hermoso de Mendoza. En su primer ejemplar, un toro que se prestó para el toreo a caballo, el rejoneador español hizo gala de una templada cabalgadura; acertado con el rejón y banderillas, cortas y largas, Pablo arrojó valor, llevando muy toreado a su ejemplar de pecho a estribo, lo que caló en el tendido. Mató de entera, pero de poco efecto, perdiendo así la posibilidad de un trofeo.
En su segundo estuvo en el mismo tenor, aunque más certero con el acero, lo que valió dos apéndices que le fueron aplaudidos.
Con astados sin posibilidades coincidieron Juan Pablo Sánchez y Fermín Rivera. El primero, a pesar de las condiciones de mansedumbre de su toro en turno, logró, gracias a su temple, ligar tandas por derecha que el público le reconoció. Pablo terminó de entera en sitio, lo que la valió la primera oreja del festival.
En el mismo tenor estuvo Fermín Rivera. El potosino estuvo voluntarioso ante un toro de nulas posibilidades. Por ganas no quedó, pero el de Arroyo Zarco no colaboró para poder ver el buen quehacer de Rivera, quien a pesar de ello, estuvo insistente, consiguiendo sólo esporádicos detalles.
El último lugar en la lidia ordinaria fue para el guanajuatense Diego Silveti. Pechó con el toro menos malo de la noche, y aprovechó esto para ligar tandas por derecha que gustaron en la afición. La faena vino a menos, dado que el toro decayó. Mató de tres cuartos en sitio, lo que le valió una oreja, la segunda de la noche.
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