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'Cuando pitos...'

Por Jaime García Elías

El axioma de que “una golondrina no hace verano” aplica para casi todo. Se diría que es una regla, y que una de las excepciones que, al final de cuentas, la convalidan, la aporta, en materia de futbol... el Atlas.

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Es la suma de varios factores atípicos. Por una parte, el sistema de competencia del futbol mexicano, en que prácticamente cualquiera --incluso, como ya ha sucedido varias veces, un equipo que compite para eludir el descenso... y califica, casi sin proponérselo, para la “Liguilla”-- puede disputar el título, en igualdad de condiciones con el favorito. Por la otra, un equipo como el Atlas, inconsistente donde los haya, al que un solo resultado --la golondrina del adagio-- modifica el rostro: se levanta como agonizante, y se acuesta exultante. (O viceversa, que para ilustrar el caso es exactamente lo mismo).

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Hasta antes de su victoria --por demás imprevisible... si no se tratara del Atlas, precisamente-- del sábado en Pachuca, el equipo rojinegro seguía siendo la antítesis, la negación misma del que comenzó la campaña a tambor batiente... Las victorias sobre  Morelia (5-0), Querétaro (2-1) y Necaxa (1-0) fueron motivo suficiente para que los ilusos echaran a vuelo las campanas. A partir de la derrota (0-2) ante el América, vinieron 11 jornadas en las que sólo se logró un triunfo (sobre Monterrey, 1-0) a cambio de cinco derrotas y cinco empates.

Ni la cosecha de puntos, exigua; ni la marcha del equipo, absolutamente errático; ni el desempeño individual, por demás disparejo, permitían arriendarle al Atlas las ganancias...

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Bastó, sin embargo, la victoria en Pachuca, sumada a la mediocridad que en esta temporada han tenido el San Luis --normal en él-- y dos habituales protagonistas del torneo, como Toluca y el mismo Pachuca, más la circunstancia de que Atlante y América aparecen como punteros más por la incompetencia de los rivales de grupo que por méritos propios, para que del Atlas se dijera, sin faltar a la verdad, que reanimó sus posibilidades de pasar de la etapa clasificatoria al verdadero campeonato...

A condición, claro, de que entregue buenas cuentas ante Jaguares, el sábado (lo que parecería factible... si no se tratara del Atlas), y ante Tigres, una semana después, lo que se antojaría por demás complicado... si no se tratara --también aquí-- del Atlas, cuyo lema sigue vigente: “Cuando pitos, flautas..., etc.”.
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