Deportes
Ciclistas arriban felices tras recorrido Alaska-Guadalajara
Rodrigo Garibay, Guillermo Guerrero y Carlos Gutiérrez iniciaron la aventura en junio de este año
ciclistas Rodrigo Garibay, Guillermo Guerrero y Carlos Gutiérrez, que el pasado mes de junio realizaron un épico recorrido en bicicleta desde Alaska hasta Guadalajara; hablaron con EL INFORMADOR sobre su viaje que tuvo todo tipo de peripecias.
En total fueron nueve mil 500 kilómetros desde la ciudad de Anchorage, Alaska, hasta la Perla Tapatía; cabe recordar que ellos solamente llevaron lo básico para sus necesidades, pues buscaban ir lo más ligero posible en su recorrido sobre dos ruedas.
¿Cómo les fue en este viaje?
"Muy bien, fue una gran aventura que disfrutamos muchísimo, cada día fueron cosas diferentes; lo que es Alaska y Canadá tiene espacios donde solamente es puro bosque, no veías una casa en 200 kilómetros. En Estados Unidos nos sorprendió la ayuda de la gente, tiendas en todos lados, campings en todos lados y toda la gente muy sencilla.
"Entrando a México, Baja California fue enfrentar al desierto, al calor extremo, pero todo salió muy bien", comentó Rodrigo Garibay.
¿El viaje fue como se lo habían imaginado?
"Partes sí y partes no. Algunas de las cosas que no nos esperamos y fue una muy grata sorpresa, que en todos lados la gente nos trató muy bien, si les comentábamos de nuestro viaje, nos abrían las puertas de su casa, nos daban de comer, chance de bañarnos y dormir; eso nos pasó en Canadá y en México, en las rancherías del desierto. Fue algo muy bonito que no tuviéramos contratiempos en ese sentido", señaló Carlos Gutiérrez.
¿Tuvieron algún contratiempo?
"Sí, más que nada mecánico, con las bicis, llantas ponchadas, rayos rotos, yo en particular tuve fuertes problemas con mi bicicleta al grado que tuve que pedir un "aventón" de casi cien kilómetros al pueblo más cercano. Pero hasta eso, no tuvimos contratiempos mayores, ningún accidente grave, ni siquiera el botiquín de primeros auxilios abrimos porque afortunadamente no nos pasó nada fuera de lo común", apuntó Guillermo Guerrero.
¿Nunca decayó el ánimo?
"Los primeros 15 o 22 días fueron muy pesados para mí, llegó un momento en el que no podía alcanzar a Rodrigo (Garibay), me dolían bastante las piernas; eso para mí fue difícil. También hubo un tiempo en el que Rodrigo bajó mucho de peso y se llegó a sentir mal, pero nunca pasó por nuestra mente el querer regresar", comentó Gutiérrez.
¿Algún recuerdo en particular que tengan?
"Hubo muchos, todo el viaje fue una experiencia muy grande. Un día ya habíamos terminado nuestro recorrido y decidimos acampar a un lado de un lago y nos pusimos a cenar, cuando pasan unas personas en una lancha gritándonos que estaban sacando truchas, nos regalaron tres truchas que todavía se movían y no nos quedó más que comérnoslas, por lo comenzamos a buscar madera para hacer fuego. En eso pasan otras personas y nos dieron estacas para hacer una fogata junto con dos cervezas. Ha sido una de las mejores cenas de mi vida", recordó Garibay.
No lograron terminar todos
No todo fue miel sobre hojuelas para los ciclistas, ya que a los pocos días de haber iniciado su recorrido, Yoel Fainchtein se lastimó las rodillas, por lo que se vio obligado a regresar. Fue un duro golpe para sus amigos.
"Fue un esfuerzo muy grande el que hizo, él tenía ya una lesión de tiempo atrás, por lo que se tuvo un esguince en la rodilla, desgraciadamente no pudo continuar y se tuvo que regresar. Cuando eso pasó, tuvimos que llegar a un camping y allí afortunadamente había un médico, lo revisó y dijo que no podía seguir pedaleando. Tuvimos la fortuna de que iba saliendo un auto de regreso a Anchorage, por lo que se lo llevaron. Fue una lástima lo que pasó", comentó Guillermo Guerrero.
EL INFORMADOR / RODRIGO VELAZQUEZ
GUADALAJARA, JALISCO (16/OCT/2013).- Con el objetivo cumplido y llenos de experiencias y satisfacciones, los
En total fueron nueve mil 500 kilómetros desde la ciudad de Anchorage, Alaska, hasta la Perla Tapatía; cabe recordar que ellos solamente llevaron lo básico para sus necesidades, pues buscaban ir lo más ligero posible en su recorrido sobre dos ruedas.
¿Cómo les fue en este viaje?
"Muy bien, fue una gran aventura que disfrutamos muchísimo, cada día fueron cosas diferentes; lo que es Alaska y Canadá tiene espacios donde solamente es puro bosque, no veías una casa en 200 kilómetros. En Estados Unidos nos sorprendió la ayuda de la gente, tiendas en todos lados, campings en todos lados y toda la gente muy sencilla.
"Entrando a México, Baja California fue enfrentar al desierto, al calor extremo, pero todo salió muy bien", comentó Rodrigo Garibay.
¿El viaje fue como se lo habían imaginado?
"Partes sí y partes no. Algunas de las cosas que no nos esperamos y fue una muy grata sorpresa, que en todos lados la gente nos trató muy bien, si les comentábamos de nuestro viaje, nos abrían las puertas de su casa, nos daban de comer, chance de bañarnos y dormir; eso nos pasó en Canadá y en México, en las rancherías del desierto. Fue algo muy bonito que no tuviéramos contratiempos en ese sentido", señaló Carlos Gutiérrez.
¿Tuvieron algún contratiempo?
"Sí, más que nada mecánico, con las bicis, llantas ponchadas, rayos rotos, yo en particular tuve fuertes problemas con mi bicicleta al grado que tuve que pedir un "aventón" de casi cien kilómetros al pueblo más cercano. Pero hasta eso, no tuvimos contratiempos mayores, ningún accidente grave, ni siquiera el botiquín de primeros auxilios abrimos porque afortunadamente no nos pasó nada fuera de lo común", apuntó Guillermo Guerrero.
¿Nunca decayó el ánimo?
"Los primeros 15 o 22 días fueron muy pesados para mí, llegó un momento en el que no podía alcanzar a Rodrigo (Garibay), me dolían bastante las piernas; eso para mí fue difícil. También hubo un tiempo en el que Rodrigo bajó mucho de peso y se llegó a sentir mal, pero nunca pasó por nuestra mente el querer regresar", comentó Gutiérrez.
¿Algún recuerdo en particular que tengan?
"Hubo muchos, todo el viaje fue una experiencia muy grande. Un día ya habíamos terminado nuestro recorrido y decidimos acampar a un lado de un lago y nos pusimos a cenar, cuando pasan unas personas en una lancha gritándonos que estaban sacando truchas, nos regalaron tres truchas que todavía se movían y no nos quedó más que comérnoslas, por lo comenzamos a buscar madera para hacer fuego. En eso pasan otras personas y nos dieron estacas para hacer una fogata junto con dos cervezas. Ha sido una de las mejores cenas de mi vida", recordó Garibay.
No lograron terminar todos
No todo fue miel sobre hojuelas para los ciclistas, ya que a los pocos días de haber iniciado su recorrido, Yoel Fainchtein se lastimó las rodillas, por lo que se vio obligado a regresar. Fue un duro golpe para sus amigos.
"Fue un esfuerzo muy grande el que hizo, él tenía ya una lesión de tiempo atrás, por lo que se tuvo un esguince en la rodilla, desgraciadamente no pudo continuar y se tuvo que regresar. Cuando eso pasó, tuvimos que llegar a un camping y allí afortunadamente había un médico, lo revisó y dijo que no podía seguir pedaleando. Tuvimos la fortuna de que iba saliendo un auto de regreso a Anchorage, por lo que se lo llevaron. Fue una lástima lo que pasó", comentó Guillermo Guerrero.
EL INFORMADOR / RODRIGO VELAZQUEZ
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