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Cavendish vuelve a encender el arco iris
El británico Mark Cavendish tuvo una gran remontada y se impuso en la decimoctava etapa del Tour de Francia
Volvió a irrumpir el campeón del mundo con su maillot arco iris dieciséis días después de su triunfo en Tournai. Superado el paso por Pirineos y asegurado el maillot amarillo de Wiggins, el Sky le dio permiso a Cavendish para volver a brillar. Y lo aprovechó para ganar su segunda etapa tras un alarde de poderío en la recta de meta que anuló el esfuerzo de Matthew Goss (Orica), Peter Sagan (Liquigas) y Luis León Sánchez (Rabobank).
El corredor español, que se metió en una postrera escapada y a punto estuvo se cazar otra etapa, resumió el esprint del corredor elegido por el diario L'Equipe como mejor velocista de la historia. "Ha sido impresionante cómo nos ha pasado. Me ha quitado las pegatinas de la bicicleta", dijo.
Un victoria que acerca a Cavendish a las tres alcanzadas por Sagan y Greipel en esta edición del Tour, en una lucha entre los mejores "guepardos" que aportará interés al esprint final del domingo en París, uno de los pocos alicientes que le quedan a una carrera que tiene el podio decidido, con Wiggins, Chris Froome y Vincenzo Nibali fijos para la foto en los Campos Elíseos.
Cavendish, de 27 años, sigue haciendo historia, pues en su palmarés ya tiene 22 etapas en el Tour, que le sirven para alcanzar al estadounidense Lance Armstrong. Este año no llegará a las cinco de 2011 porque el Sky vino a trabajar en exclusiva para el líder, sin desgastar a un solo corredor en la preparación del esprint para "Cav".
Era la segunda etapa más larga del Tour, que ofrecía un recorrido sin dificultades después del paso por los Pirineos. Los hombres importantes de la general guardaron fuerzas para la contrarreloj del sábado, y los equipos que aún no han logrado ninguna victoria se movieron para propiciar una escapada que evitara el esprint.
Pero la llegada masiva fue inevitable, pues la fuga de 16 corredores que se formó, tras muchos intentos, en el kilómetro 60 estuvo siempre controlada. Por primera vez se iba por delante un hombre de Wiggins, el noruego Boasson Hagen.
El Sky dio libertad a los ciclistas exprimidos al servicio del jefe para que buscaran su día de gloria. E incluso fueron escuchados los ruegos de Cavendish para que le ayudaran a ganar en Brive. Su insistencia convenció a Wiggins, que le prometió su colaboración.
La fuga fue menguando a medida que se acercaba la meta. El Orica GreenEdge trabajó a fondo para echarla abajo, en busca del primer triunfo del inédito Mattheww Goss, aunque también echaron una mano el Liquigas de Sagan y el Garmin de Farrar. El ritmo elevado devoró a casi todos los escapados a 10 kilómetros de meta.
Pero hubo resistencia. Vinokurov, Paolini y Hansen aguantaron unos kilómetros delante, hasta que se unieron desde el grupo principal Luis León Sánchez, Kloden y Roche. A tres de meta, fue el propio Bradley Wiggins quien se puso a tirar en cabeza para colocar a Boasson Hagen a 500 metros de la pancarta, maniobra que seleccionó al grupo de los que se iban a disputar la etapa.
Luis León Sánchez y Roche, últimos rescoldos de la escapada, entraron con apenas unos metros de ventaja en los últimos hectómetros, pero los hombres bala entraron en escena. Desde atrás, en progresión, emergió Cavendish para ir superando uno a uno a todos sus rivales. Incluido Sagan. Como una exhalación, quitando las pegatinas de la bici de Luis León, "algo increíble".
La petición matinal de Cavendish tenía base. Respondió a la confianza del maillot amarillo con su victoria numero 10 de la temporada y la 90 desde su debut profesional en 2005. A falta del esprint de París, el chico de Man ya piensa en su próximo objetivo: el oro olímpico en Londres. El equipo británico sí estará a su lado, el resto lo pondrá él.
La jornada dejó como anécdota la irrupción de un perro en la calzada que produjo la caída del belga Gilbert y el ruso Menchov. El primero de ellos aún tuvo tiempo para increpar a la familia dueña del animal antes de volver a la bicicleta.
La contrarreloj de este sábado entre Bonneval y Chartres, de 53.5 kilómetros, terminará de definir las diferencias en el podio final del Tour de Francia.
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