Deportes
Cavendish gana la undécima etapa
La carrera estuvo marcada por una escapada del belga Johan Van Summeren y el polaco Marcin Sapa
VEA LA CLASIFICACIÓN GENERAL DEL TOUR DE FRANCIA
SAINT-FARGEAU, FRANCIA.- El británico Mark Cavendish (Columbia) confirmó su monopolio del esprint al igualar con su cuarto triunfo de etapa su marca de la edición anterior, en esta ocasión en la undécima, disputada entre Vatan y Saint Fargeau, de 192 kilómetros, jornada de transición que mantuvo al italiano Rinaldo Nocentini con el maillot amarillo.
Cavendish, que recuperó el maillot verde, se mostró imperial al esprint, una vez más sin rival, implacable a la hora de aplicar su punta de velocidad al perfecto trabajo de su equipo en la preparación de la llegada. El chico de la Isla de Man, ha quemado la moral de la lista de esprinters en el presente Tour de Francia'09,
La recta de llegada "picaba" en alto. No fue un obstáculo para "Cav", aunque le costó un golpe más de riñón que en las tres victorias anteriores. Superó al estadounidense Tyler Farrar (Garmin) y al bielorruso Yahudeni Hutarovich (Francaise), con un tiempo de 4h.17.55. Oscar Freire, cuarto, se volvió otra tarde al hotel con la miel en los labios, como Thor Hushovd, quinto.
Los favoritos, bien gracias. También están viviendo de una semana fantástica. El lunes descanso, el martes huelga y el miércoles paseo. Lo mismo llegan nuevos a los Alpes. La general, entonces, no sufrió alteración. Nocentini sigue luciendo el maillot amarillo, le sigue Alberto Contador a seis segundos y el mítico Lance Armstrong a 8. Los ilustres piensan en la etapa del viernes. Y en no caerse en este tipo de etapas.
"Ya sé que estas etapas son aburridas por televisión, pero en carrera hay nervios. Lo importante es evitar percances", aseguró Contador.
La carrera se lanzó en la pequeña localidad de Vatan, cuya pronunciación sirve para mandar "por ahí" a cualquiera. De ahí, precisamente, que los habitantes de este idílico lugar estén licenciados en sentido del humor. Tienen el primer Museo del circo de toda Francia. Y allí llegaron por primera vez en la historia 170 artistas del Tour, esta vez con auriculares, justo el día después de una excelsa representación circense en la fiesta nacional.
En el menú un perfil llano y dos cotas de cuarta para una etapa de las llamadas de transición, como todas en la presente edición exceptuando la cronometrada por equipos de la cuarta etapa. El recorrido, bueno para un esprint; el paisaje, muy agradable, salpicado de lagos, castillos, campos de cereal seco y bosques. Nada mejor para una fantástica excursión.
Después de un comienzo nervioso, trufado de caídas, una pasarela que cruza la carretera se vino abajo en el kilómetro 14. Susto enorme que obligó a dar una segunda salida. Superado el incidente saltaron del grupo dos voluntarios para marcar el ritmo y evitar la siesta en el pelotón: un pívot belga, techo del pelotón de nombre Johan Van Summerem (Silence), de 1.97 metros, y el veterano, y sin embargo debutante polaco de 33 años, Marcin Sapa (Lampre).
Una ventaja de cuatro minutos en el kilómetro 73 proporcionó solidez a la fuga y alivio para Contador, Armstrong y el resto de sus muchachos del Astana. Los de Bruyneel se aprovecharon un día más del trabajo de sus equipos gregarios, léase el Ag2r del líder Nocentini, empeñado en lucir el amarillo al menos un par de días más y el Columbia del insaciable Cavendish, quien anda peleado con la afición local. El día del traslado a Limoges no le gustó el retraso del avión y en la sala de embarque "rajó" de la eficacia de los franceses. Alguien le oyó y a partir de ahora es improbable que haga amigos en este país.
A un maratón de la inédita meta de Saint Fargeau, 42.195 kilómetros, el señor motorizado de la pizarra marcó a tiza una renta de 1.50 minutos. Misión imposible para el belga y el polaco, rebasados sin piedad por la marabunta a cinco mil metros del sueño dorado. La guardia pretoriana del Columbia es tan implacable como su brazo ejecutor cuando impone su tren.
La llegada fue un calco de las anteriores. Si acaso, por mor de una ligera elevación de la carretera en los metros finales, un poco más emocionante. El americano Farrar saltó desde atrás como un cohete, en apuesta ganadora. Llegó a superar por unos centímetros a Cavendish, pero el británico tiró de su amplio repertorio para demostrar que es el rey indiscutible del esprint en los tiempos actuales. El sucesor de Cipollini
En Saint Fargeau nada nuevo bajo el sol. Una localidad de 1 mil 800 habitantes dotada de un impresionante castillo y un Museo del sonido, donde se exhibe una sala en memoria de la célebre cantante francesa Edith Piaf, la de "Rien de rien", tema que puede aplicarse perfectamente a las últimas jornadas. Nada de nada. Y pocos ven "La vida en rosa". Ni Contador.
SAINT-FARGEAU, FRANCIA.- El británico Mark Cavendish (Columbia) confirmó su monopolio del esprint al igualar con su cuarto triunfo de etapa su marca de la edición anterior, en esta ocasión en la undécima, disputada entre Vatan y Saint Fargeau, de 192 kilómetros, jornada de transición que mantuvo al italiano Rinaldo Nocentini con el maillot amarillo.
Cavendish, que recuperó el maillot verde, se mostró imperial al esprint, una vez más sin rival, implacable a la hora de aplicar su punta de velocidad al perfecto trabajo de su equipo en la preparación de la llegada. El chico de la Isla de Man, ha quemado la moral de la lista de esprinters en el presente Tour de Francia'09,
La recta de llegada "picaba" en alto. No fue un obstáculo para "Cav", aunque le costó un golpe más de riñón que en las tres victorias anteriores. Superó al estadounidense Tyler Farrar (Garmin) y al bielorruso Yahudeni Hutarovich (Francaise), con un tiempo de 4h.17.55. Oscar Freire, cuarto, se volvió otra tarde al hotel con la miel en los labios, como Thor Hushovd, quinto.
Los favoritos, bien gracias. También están viviendo de una semana fantástica. El lunes descanso, el martes huelga y el miércoles paseo. Lo mismo llegan nuevos a los Alpes. La general, entonces, no sufrió alteración. Nocentini sigue luciendo el maillot amarillo, le sigue Alberto Contador a seis segundos y el mítico Lance Armstrong a 8. Los ilustres piensan en la etapa del viernes. Y en no caerse en este tipo de etapas.
"Ya sé que estas etapas son aburridas por televisión, pero en carrera hay nervios. Lo importante es evitar percances", aseguró Contador.
La carrera se lanzó en la pequeña localidad de Vatan, cuya pronunciación sirve para mandar "por ahí" a cualquiera. De ahí, precisamente, que los habitantes de este idílico lugar estén licenciados en sentido del humor. Tienen el primer Museo del circo de toda Francia. Y allí llegaron por primera vez en la historia 170 artistas del Tour, esta vez con auriculares, justo el día después de una excelsa representación circense en la fiesta nacional.
En el menú un perfil llano y dos cotas de cuarta para una etapa de las llamadas de transición, como todas en la presente edición exceptuando la cronometrada por equipos de la cuarta etapa. El recorrido, bueno para un esprint; el paisaje, muy agradable, salpicado de lagos, castillos, campos de cereal seco y bosques. Nada mejor para una fantástica excursión.
Después de un comienzo nervioso, trufado de caídas, una pasarela que cruza la carretera se vino abajo en el kilómetro 14. Susto enorme que obligó a dar una segunda salida. Superado el incidente saltaron del grupo dos voluntarios para marcar el ritmo y evitar la siesta en el pelotón: un pívot belga, techo del pelotón de nombre Johan Van Summerem (Silence), de 1.97 metros, y el veterano, y sin embargo debutante polaco de 33 años, Marcin Sapa (Lampre).
Una ventaja de cuatro minutos en el kilómetro 73 proporcionó solidez a la fuga y alivio para Contador, Armstrong y el resto de sus muchachos del Astana. Los de Bruyneel se aprovecharon un día más del trabajo de sus equipos gregarios, léase el Ag2r del líder Nocentini, empeñado en lucir el amarillo al menos un par de días más y el Columbia del insaciable Cavendish, quien anda peleado con la afición local. El día del traslado a Limoges no le gustó el retraso del avión y en la sala de embarque "rajó" de la eficacia de los franceses. Alguien le oyó y a partir de ahora es improbable que haga amigos en este país.
A un maratón de la inédita meta de Saint Fargeau, 42.195 kilómetros, el señor motorizado de la pizarra marcó a tiza una renta de 1.50 minutos. Misión imposible para el belga y el polaco, rebasados sin piedad por la marabunta a cinco mil metros del sueño dorado. La guardia pretoriana del Columbia es tan implacable como su brazo ejecutor cuando impone su tren.
La llegada fue un calco de las anteriores. Si acaso, por mor de una ligera elevación de la carretera en los metros finales, un poco más emocionante. El americano Farrar saltó desde atrás como un cohete, en apuesta ganadora. Llegó a superar por unos centímetros a Cavendish, pero el británico tiró de su amplio repertorio para demostrar que es el rey indiscutible del esprint en los tiempos actuales. El sucesor de Cipollini
En Saint Fargeau nada nuevo bajo el sol. Una localidad de 1 mil 800 habitantes dotada de un impresionante castillo y un Museo del sonido, donde se exhibe una sala en memoria de la célebre cantante francesa Edith Piaf, la de "Rien de rien", tema que puede aplicarse perfectamente a las últimas jornadas. Nada de nada. Y pocos ven "La vida en rosa". Ni Contador.
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