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Atuendo futbolero

“Toño es mi ángel”. Aldo de Nigris.

La herencia del “Tano”

Deja una historia futbolística para tomar en cuenta. Deja, lamentablemente, una viuda y una niña de cinco años huérfana, una familia destrozada, pero el recuerdo de que en la vida no hay impedimentos lo suficientemente grandes como para impedir que un soñador emprenda una vida de trotamundos con tal de seguir jugando futbol.

Lo mejor en la carrera del “Tano” Antonio de Nigris, paradójicamente, es lo que ocurrió después de su muerte. El Monterrey por fin lo deja en libertad. Ya no es un esclavo del Pacto de Caballeros. Ya no es tampoco la víctima que tuvo que irse desde Colombia hasta China, pasando por Brasil, México, España, Turquía y Grecia, para que nadie le impidiera ejercer su profesión de futbolista. En el reino de los cielos, el “Tano” es libre, completamente libre.

Deja entre sus dolientes a un hermano futbolista, Aldo de Nigris, cuya carrera no había despegado tanto como lo hizo en este torneo con el Monterrey. Candidato a la Selección Nacional, no fue convocado por Javier Aguirre en ninguno de los partidos eliminatorios. Hoy está más que nunca en la mira de Aguirre, por su rendimiento con el Monterrey y porque tiene un modelo de inspiración para aspirar a grandes logros deportivos. Otro legado del “Tano”: enderezó la carrera de su hermano menor para ponerlo muy cerca del mundial. Sin duda que Javier Aguirre lo está viendo. Pero Aldo, con el corazón destrozado y el alma en vilo, con su hermano tendido en un frío féretro, a un continente de distancia, seguía entrenando y haciendo tres goles en el interescuadras, además de que jugó el sábado después de asistir al velatorio del “Tano”, de llorar abrazado de sus seres más queridos, de saber que sería cremado ese mismo día y de, finalmente, sacar todas las fuerzas del apellido para enfrentar al América y hacerle el gol de la victoria. El guión no vino de Hollywood. Se escribió en el cielo y Antonio de Nigris fue el autor. Puso a su hermano en los ojos de México, de Javier Aguirre y del próximo mundial.

El “Tano” de Nigris deja a su hermano Aldo con el alma rota, pero ahora lo acompañará como un espectador más desde su palco preferencial en los cielos. Desde allá será el guía que termine de cuajar la carrera goleadora de Aldo. Tendrá la fuerza de los 15 mil aficionados que despidieron ayer en el Tecnológico al “Tano”, pero también tendrá un súbito despertar de un jugador que tenía fama de gris. El “Tano” hará resplandecer ese carácter que le faltaba aflorar al Aldo futbolista.

Pero lo más importante de su carrera no ocurrió en la campo, sino en el mensaje simbólico que dejó al enfrentarse en varias ocasiones al Pacto de Caballeros de los dueños de equipos. El “Tano” cerraba una puerta en México y abría otra en China. Le volvían a impedir jugar en México como futbolista libre, y aparecía en Turquía. Fue un desafiante trotamundos que prefirió la lucha antes de claudicar ante las dificultades.

Los compañeros que le demostraron lealtad en todo momento se dieron cuenta de que la lucha no era en vano. El “Tano” despertará la conciencia adormilada de futbolistas cómodos, que ganan tanto que no se ponen a pensar en el mañana. Lo del “Tano” les advierte que nunca se sabe el párrafo final de sus vidas. Hasta en el sueño se puede ir la vida, como le ocurrió allá en la lejanísma ciudad de Larissa, en Grecia, a donde lo llevó el Pacto de Caballeros.

El “Tano” terminó su lucha terrenal. Hoy es libre, completamente libre. Allá en el cielo, los dueños de equipos no podrán alquilar sus servicios ni pedirán derechos de formación.

Que descanse en paz el “Tano” y que pronto muera el abominable Pacto de Caballeros.
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