Deportes
'Americanismo'
Por Jaime Gallardo
Pero la pérdida de identidad es tal vez la más grave desgracia que le ha sucedido. Personas que a todos niveles, poca o ninguna identificación tienen con la institución, han pasado por las instalaciones de Coapa; si bien es cierto que no todos han sido momentos catastróficos, en los momentos de bien jugar el cuadro capitalino no se ha enchufado con su afición que lo ve con lejanía, sin sentir como propios a los intercomunicadores de Lapuente, con Víctor Aguado, Luis Fernando Tena, Ramón Díaz, Jesús Ramírez, incluso al propio Manolo quien los hizo campeones en el Verano de 2002.
En el torneo anterior, entre los cuatro mejores, y calificado a la Libertadores, los seguidores americanistas no lo sentían como uno de los suyos; con directivos y con jugadores pasó lo mismo, tal vez con excepción de Guillermo Cañedo quien en definitiva no pudo con el peso del nombre de su padre.
El “americanismo”, entendido como tal por sus seguidores, tiene en carne y hueso su mejor exponente: Carlos Reinoso, el gran caudillo de las batallas memorables y el forjador de la estirpe americanista de la cual tal vez sólo sobrevive él.
Reinoso es la síntesis de lo mejor de la brillante historia del club. Llega a principios de la década de los setenta visoreado y recomendado por Panchito Hernández, contratado por Guillermo Cañedo, dirigido por José Antonio Roca y todo diseñado por Emilio Azcarraga, que se propuso crear el “villano” de la novela futbolera, que fuera el antagonista del “muchacho bueno” de la historia que eran las Chivas.
En la cancha el andino era un virtuoso un fuera de serie capaz de cambiar el destino de un partido en instantes.
Después como técnico, Carlos Reinoso diseñó el que pudiera ser el equipo de leyenda de las Águilas, que despertaba la admiración de propios y extraños; para ello el chileno logro la mezcla perfecta, una magnífica base de jugadores mexicanos surgidos de su cantera como Alfredo Tena, Cristóbal Ortega, Carlos de los Cobos, Javier Aguirre, Juan Antonio Luna, Vinicio Bravo, extranjeros importantísimos como Héctor Miguel Zelada, Eduardo Bacas, Norberto Outes, Daniel Bralivosky, Batata, etc.
Estos recuerdos que todavía arrancan los suspiros americanistas hoy en día cada vez mas añorados, porque el actual equipo cada vez está más lejos del nivel de aquellos espectaculares conjuntos.
Sólo Cuauhtémoc Blanco, quizá Guillermo Ochoa, y de los foráneos Salvador Cabañas correspondieran a esa identidad más como figuras individuales que como estrellas de un gran colectivo.
En intentos basados en que la historia solucione el presente han recurrido hasta la utilización de la camiseta de aquellos equipos, sin resultados positivos.
La llegada de Carlos Reinoso para salvar la nave americanista y evitar su naufragio, no es garantía de nada, pese a su glorioso pasado, porque los ingredientes de aquella mezcla perfecta, hoy Reinoso no los tiene. Esta noche sabemos que habrá un americanista en la banca, pero... ¿los habrá en la cancha?
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