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Uno de mis cuatachos dejó en claro que Querétaro era un cheque en blanco y todos nos la creímos

Mi cuates y un servidor entramos el sábado a la cantina muy alzaditos pensando que festejaríamos un gran triunfo del Atlas, total, luego de vencer a los poderosos Tigres y a los rediseñados Estudiantes Tecos, además de golear al Morelia en un amistoso en Estados Unidos, qué nos iban a durar esos Gallos.

Uno de mis cuatachos dejó en claro que Querétaro era un cheque en blanco y todos nos la creímos. ¡Ajúa! Qué me sirvan la primera pa’ saborar bien el partido, pero, “¡Oh sorpresa!” de a poco a poco empecé a perder la fe en mis zorritos.

Y justo cuando más rezaba yo a Santo Toribio Romo ¡tómala! que nos hacen el primero con un cabezazo que nuestro arquerazo Mariano Barbosa no supo ni por dónde le llegó.
“¡No se apuren muchachos!” Le dije a mi banda, “¡fue pura suerte!”, pero pos lo malo fue que pa’ nuestro lado nunca volteó la condenada y ándale que nos ganaron.

Ay Diosito, con este equipo no se sabe, siguen jugando a nada y yo creo que a Osorno, a Zepeda y hasta el mismísimo “Turbo” Gonzalo Vargas, por cierto apodo que creo se lo puso su abuelita por lo rápido que iba por los chescos, los vamos a rifar, porque acá pos nomás no. Nomás están haciendo pasar penas al “preciso” Carlos Martín del Campo.

La borrachera por el dolor de la derrota me va a durar hasta el martes, a ver si en lo que recupero la lucidez ya el equipo fue comprado por Carlos Slim, el “Potrillo” Fernández o quien sea, total, no damos una.
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