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Aguas residuales deterioran amplias áreas de Río

En Kaike, los desechos fluyen y se van río abajo, desembocando en donde se efectuarán pruebas olímpicas

RÍO DE JANEIRO, BRASIL (10/SEP/2015).- Canales repletos de desperdicios recorren el laberinto de callejones donde a diario juega Kaike de Oliveira Benjamin, y luego forman estanques fétidos y riachuelos burbujeantes de desechos humanos. Poca es la mejoría en el interior de la casucha de un cuarto que habitan el pequeño de cinco años, su madre y dos hermanitos, así como ratas y cucarachas.

Cuando llueve, el sótano se inunda con una mezcla hedionda de agua y residuos humanos. Y el agua que sale de la llave suele oler mal y tener aspecto contaminado.

La falta de alcantarillado en Río de Janeiro acapara los titulares de prensa porque muchas de las competencias de los Juegos Olímpicos de 2016 se celebrarán en aguas contaminadas, pero prácticamente no es novedad para los residentes de la favela Rocinha, donde el contacto con aguas residuales es una realidad diaria para los Benjamín y decenas de miles de familias más.

Las secuelas de esta insalubre convivencia no son pasajeras, sino que repercuten por décadas, condenando a muchos niños a una vida llena de enfermedades. Un experto en salud pública dice que el alcantarillado de Río es "medieval" en gran medida, comparable al de Londres o París en los siglos XIV o XV.

Y no es sólo Río. Menos de la mitad de los hogares de toda la nación están conectados a sistemas de alcantarillado para deshacerse de las aguas negras, lo que implica que gran parte de los desechos orgánicos generados por aproximadamente cien millones de personas circulan en canales al aire libre que recorren barrios como el de Kaike en esta enorme nación, y luego van a parar a ríos y arroyos que, a su vez, contaminan lagos, lagunas, playas y bahías.

En la favela de Kaike, que consiste en un laberinto de viviendas de hormigón y ladrillos quebradizos en la ladera de una colina, los desechos fluyen directamente de tubos blancos de plástico que salen de las casuchas y se van río abajo, drenándose en parte en una cuenca que desemboca en la laguna donde se llevarán a cabo las pruebas olímpicas.

Un estudio independiente encargado reveló que todos los cuerpos de agua en los que se van a celebrar muchas de las competencias de los Juegos tienen altos niveles de virus y, en ocasiones, bacterias provenientes de desperdicios humanos. Un análisis de riesgos basado en la información obtenida indica que, si un deportista ingiere el equivalente a tres cucharadas pequeñas de agua, tendrá un 99% de posibilidades de ser infectado por algún virus, lo que generó alarma entre algunos navegantes de élite: competidores de remo y de canotaje, maratonistas acuáticos y triatletas.

Para los residentes de Rocinha y otras favelas de Río, esto no es sólo un evento de un día, como lo sería para los atletas. Ellos entran en contacto con estas aguas contaminadas día tras día, semana tras semana, año tras año.

Expertos en salud pública dicen que los niños expuestos a estas aguas residuales se enferman más a menudo, es menos probable que asistan a la escuela en forma regular y que desarrollen toda su capacidad intelectual. Luego consiguen trabajos en los que ganan menos que quienes tienen un origen socioeconómico similar, pero que no estuvieron expuestos a estas aguas negras.

Un hermano de Kaike, Rafael, de 18 meses de nacido, sufre problemas estomacales constantes, y el año pasado Kaike fue hospitalizado dos semanas con fuertes vómitos y diarrea sanguinolenta que los médicos atribuyeron a bacterias o virus de las aguas.

La madre de los niños, Marcele de Oliveira Franca, no tiene dinero suficiente como para mudarse a un sitio más salubre.

"No puedo escapar de esto", dijo Franca, una madre soltera de 21 años que trabaja como empleada doméstica para conseguir los 86 dólares mensuales que paga de arriendo. "A veces pienso que debería sacarlos de aquí, pero no puedo".

Varios médicos generales que trabajan en clínicas públicas de Rocinha y otras favelas de Río calculan que hasta el 40% de los casos que tratan a diario están relacionados con las aguas contaminadas. Gastroenteritis, hepatitis A e infecciones de la piel causadas por hongos constituyen los problemas más comunes entre sus pacientes.

Los niños pequeños son los más afectados, dicen los médicos, probablemente porque la mayoría de las personas genera anticuerpos cuando llegan a la adolescencia.

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