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Aficionados, contentos al principio, tristes al final

La derrota de las Chivas amagó el entusiasmo a los alrededores del estadio Omnilife

GUADALAJARA, JALISCO (17/ABR/2011).- Aunque el Estadio Omnilife no se llenó, la afición demostró que sigue en comunión con su equipo después de la semana del Clásico ante América, puesto que hicieron una asistencia de 33 mil 596 aficionados; lo que dio un bonito colorido como escenario para el encuentro entre Chivas y Santos, aunque al final, el resultado, 0-1 favor de los visitantes no fue el esperado.

El inmueble del Periférico oriente, en una semana, demostró que tiene vida, puesto que en los partidos anteriores se podía observar opaco, solitario, con una animadversión por parte del público que extrañaba al Estadio Jalisco.

En esta ocasión, desde el tránsito por las arterias viales, Periférico y Avenida Vallarta, el embotellamiento auguraba que la entrada sería buena; obvio, no fue tan cargada como en el Clásico, ya que era más fluida, pero era una señal de lo que se podría observar minutos después.

A los alrededores del estadio, los aficionados de los tapatíos mostraban su entusiasmo y la confianza en la victoria del Chiverío, y no era para menos, los cuatro triunfos consecutivos hacían que los seguidores estuvieran de plácemes con su equipo; quienes desde temprano estuvieron llegando al inmueble, sin importarles las amenazas de las nubes grises, que parecían decir que el dios Tláloc en cualquier momento les daría la orden de soltar su agua.

En lo que respecta a los seguidores del Santos, fueron la cantidad suficiente para llenar la zona que les corresponde, pero se veía como una pequeña mancha en la parte alta noreste del Omnilife, pues los colores rojo y blanco predominaban.

Arellano y Benítez intercambian playera al mediotiempo

En un acto poco común, al término del primer tiempo, los jugadores albiverdes y del “Rebaño Sagrado” salían rumbo al vestidor, y el delantero de los visitantes Christian Benítez corrió a alcanzar a Omar Arellano para pedirle que intercambiaran las playeras. Normalmente eso se realiza al finalizar el partido, por lo que la cara de asombro del llamado “Pina” se dejó observar, pero con una sonrisa accedió y le dio su camisa y recibir la de su colega.

El público se va

Los nervios estuvieron a flor de piel y mantuvieron a los aficionados al filo de la butaca, pero al momento en que Héctor Reynoso repitió el penal por tercera ocasión y al fallarlo, las rechiflas para el capitán rojiblanco se dejaron escuchar. Después de esto, los pasillos comenzaron a tener mucha actividad, puesto que la mayoría de los asistentes comenzaron a desalojar el inmueble.
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