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A la oficina con Benítez

Ex jugadores y entrenadores exponen las virtudes y defectos del técnico madrileño

MADRID, ESPAÑA (02/JUN/2015).- “Rafa Benítez es alguien que eleva el nivel del jugador, alguien que sabe hacer equipos; un estudioso; el mejor entrenador que tuve. ¡Si entrenase a los monstruos que tiene el Madrid haría grandes cosas!”, señaló Federico Basavilbaso.

Federico Basavilbaso nunca fue un superdotado del fútbol. Pero sí supo ser un excelente profesional. Abnegado y luchador, ascendió a Primera con el Tenerife en junio de 2001 de la mano de Benítez. Tres años más tarde, a la edad de 30, dejó el futbol para dedicarse a la abogacía.

Basavilbaso representa la clase de jugador que encaja en las visiones de Benítez. Porque Benítez es, como muchos de sus colegas, un visionario extremo que exige que sus subordinados ejecuten sobre el campo las figuras que le sugiere su imaginación. En su mente compone armonías de esfuerzo, coreografías de hombres en acción. Se lo representa todo con tanta claridad que en ocasiones parece enfrascado en estados febriles. Son muchos los aficionados del Liverpool que le recuerdan en la banda de Anfield dirigiendo los partidos al borde del paroxismo, haciendo señas a los futbolistas, apelando a gritos como si tratase de influir simultáneamente en cada desmarque, cada pase, cada cobertura, cada apoyo. Como si no creyese en la iniciativa de los hombres. Sus discípulos a veces tuvieron la sensación de que el deseo de control lo conducía a un extravío de prepotencia que le hacía despreciar el talento individual. Por momentos, dio la impresión de que le valía lo mismo un Leiva que un Mascherano, un Alonso que un Momo Sissoko. El sistema tiende a imponerse sobre los individuos.

Antonio Díaz fue técnico de las categorías inferiores del Madrid. Coincidió con Benítez en la vieja ciudad deportiva de la Castellana. Cada vez que lo evoca, Díaz refleja el respeto que inspiró su colega en la generación de jóvenes técnicos que salieron del INEF hace dos décadas.

“En todos los deportes, entrenamos para que la competición nos reserve la menor cantidad posible de sorpresas”, dice Díaz. “Este es el objetivo del entrenamiento y esto es lo que consigue Benítez en sus equipos”.“Tengo una duda sobre sus entrenamientos”, objeta Albelda. “La necesidad de elevar el nivel general de plantillas que no tenían la máxima calidad hizo que Benítez planificara entrenamientos exhaustivos. Sus equipos se pasan meses de poca diversión. Hay muy pocos partiditos libres. Exprime a los jugadores. Entre el trabajo del sistema, la táctica y el físico, necesitas estar metido las 24 horas. Esto es muy eficaz con jugadores de nivel medio o bajo. Yo tengo dudas sobre cómo aguantarán estas tareas los jugadores del Madrid. ¿Qué harán cuando vean que no se divierten?”.

Antonio Núñez, que salió de la cantera del Madrid y jugó en el Liverpool a las órdenes del técnico madrileño, reflexiona al hilo de Albelda. “El fútbol es un juego y hay una parte del jugador que necesita divertirse entrenando”.   

El País         
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