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* 'Ni a melón...'

Por Jaime García Elías

En efecto: a la hora de la verdad, porque el duelo que se esperaba de encrucijada acabó siendo una versión futbolera del juego del gato con el ratón, “ni a melón” le supo el América al Guadalajara.

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El 3-0 con que se inscribió en la historia la primera edición del “Clásico” por excelencia del futbol mexicano en el nuevo estadio de las “Chivas”, reflejó con bastante fidelidad, la diferencia de capacidades entre los dos equipos más populares del país.
El América, que llegaba con etiqueta de sanguinario y con fama de comerse crudos a los niños, en cuanto tuvo enfrente una defensiva sólida y ordenada, como fue ayer la del Guadalajara, se limitó a ser un fiasco en el aspecto ofensivo. La prueba estriba en que Michel tuvo una sola intervención “in extremis” en todo el primer tiempo (tiro cruzado de Vicente Sánchez por la derecha, en el último minuto de ese lapso), y en el complementario se limitó a ser un espectador más del recital de su equipo frente al arco rival.

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Buena parte de la sopa de letras en cantidades industriales que suele anteceder a cada edición del “Clásico”, se dedicó esta vez al “duelo de porteros” que disputarían, según eso, Michel y Ochoa...
El guardameta americanista pudo haber hecho más en el remate frontal del “Cubo” Torres con que se abrió el marcador, y se quedó exhibido, como toda la defensiva americanista, al hacer el tancredo --como dicen los taurinos-- en la “pinza” de Arellano a Fabián con que éste dio la puntilla a los Cremas.

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Se había anticipado que las individualidades serían un factor determinante en el resultado. Y así fue... Sólo que las del América (Vicente Sánchez, Vuoso, Reyna, Layún, Montenegro, el propio Ochoa...) se quedaron inéditas. Por contrapartida, Torres, Fabián y Arellano, por el protagonismo que tuvieron --como rematadores o como abastecedores-- en los goles y, por ende, en el resultado, se convirtieron en los reyes de la fiesta y en los héroes de la jornada.
Por lo demás, si la fecha 13 se significó por los golazos (el de Elías Hernández, segundo del Morelia al Cruz Azul, y el de Israel Castro, primero en la victoria de los Pumas sobre Tigres), en el “Clásico” hubo uno, el primero de Fabián --que dio curso definitivo al resultado--, que mereció, con creces, esa etiqueta.
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