Deportes
* Mosca en leche
A propósito
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Estaba escrito: la abusiva reiteración --accidental, eso sí-- de los duelos entre Real Madrid y Barcelona, implicaba el riesgo de que en el saldo prevalecieran las de arena sobre las de cal. Y así ocurrió... Salvo los goles de Messi --el segundo de ellos, sobre todo-- en el partido del miércoles en el Santiago Bernabéu, los tres capítulos ya cumplidos de esa historia generaron mucha más paja que grano.
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No hace falta documentarlo con estadísticas. Cualquiera que haya dado seguimiento a la historia, capta que José Mourinho ha sido más noticia que Messi... Es decir que en esta película, paradójicamente, ha llamado más la atención, pero con mucho, el villano que “el muchacho”.
A Mourinho, de entrada, se le ha criticado severamente por su obsesión por el resultado y su desdén no sólo por el espectáculo, sino por la ideología futbolística que el Real Madrid ha encarnado a todo lo largo y ancho de su vasta historia. (Como escribió Juan Cruz, crítico literario de “El País”: “Subvirtió --Mourinho-- de manera grave el filamento sentimental e histórico del juego de su equipo, que jamás había abordado un partido de Copa de Europa amarrando a sus futbolistas como si tuvieran un corsé estético y como si dispusieran de un manual de ataque propio de gladiadores”).
Además, sus palabras llenas de amargura, de resentimiento y de veneno; su afán de llevar su absoluta incapacidad para saber perder --marca de la casa de un deportista bien nacido-- a extremos tales como lesionar la reputación del futbol (con todo y las inevitables imperfecciones de los arbitrajes); a cuestionar la legitimidad de los títulos del adversario, o a interpretar de manera maliciosa sus nexos con la Unicef: todo un catálogo de insolencias que han dado pie a la correspondiente denuncia del Barcelona ante la UEFA.
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El desenlace de la historia es previsible: un día, en la historia del Real Madrid, José Mourinho se limitará a ser anécdota: una mosca en la leche.
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