Deportes
* “Ganamos”
Por Jaime García Elías
El sacramento de la victoria, que en cuestiones de futbol borra todos los pecados, hará, en su momento, el milagro de reconciliar plenamente al Guadalajara con su público. Mientras tanto...
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Mientras tanto, ahí queda, para la anécdota, el relato del entrenamiento de ayer en el nuevo estadio del “Rebaño”... y, sobre todo, el dato relacionado con la asistencia de público, a pesar de la insistencia de las informaciones previas de que se franquearían las puertas del inmueble para los aficionados deseosos de presenciar la práctica.
La cifra de 16 espectadores presentes en el entrenamiento debe ser un especie de “récord Guinness... pero al revés”. Es difícil que haya registros en ese capítulo. Pero, si los hubiera, seguramente que el equipo más popular de México sería, paradójicamente, serio aspirante al medallero entre las entradas más raquíticas.
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Fue, en efecto, una entrada como de velorio de pobre. Fue una entrada que compite con las que solía tener el Necaxa en sus últimas temporadas de residencia en el Estadio Azteca: asistencias tan exiguas, que algunos cronistas aseveraban que ocuparía menos espacio en su relato la lista de los asistentes, que la cifra de los mismos. Los propios jugadores de los “Rayos” decían --no tan en broma como algunos aseveraban-- que, al saltar a la cancha, en lugar de ir hasta el círculo central a saludar a la concurrencia, con la mano en alto, podrían ir hasta las butacas y saludar de mano a cada uno de los asistentes... para tardarse menos.
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Por supuesto, el sábado será distinto. Aunque el Guadalajara, en su actual etapa, no es precisamente un fenómeno capaz de arrastrar multitudes, una cosa es un entrenamiento, y un partido es otra muy diferente. Quizá por un entrenamiento en el nuevo estadio, tan distante de todo, no valga la pena invertir tiempo, dinero y esfuerzo. Por un partido, en cambio, aunque sea ante el San Luis que --con todo respeto-- tampoco es precisamente un imán de taquilla, para muchos aficionados vale la pena la inversión.
Sin embargo, la plena reconciliación de los aficionados con el Guadalajara sólo se dará cuando los actuales dueños del juguete rectifiquen en las actitudes que lo han vuelto antipático. Y, sobre todo, cuando se den los resultados que sus aficionados piden a gritos para decir “ganamos”, en primera persona... y no “empataron”, en tercera, como hasta ahora ha sucedido.
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Mientras tanto, ahí queda, para la anécdota, el relato del entrenamiento de ayer en el nuevo estadio del “Rebaño”... y, sobre todo, el dato relacionado con la asistencia de público, a pesar de la insistencia de las informaciones previas de que se franquearían las puertas del inmueble para los aficionados deseosos de presenciar la práctica.
La cifra de 16 espectadores presentes en el entrenamiento debe ser un especie de “récord Guinness... pero al revés”. Es difícil que haya registros en ese capítulo. Pero, si los hubiera, seguramente que el equipo más popular de México sería, paradójicamente, serio aspirante al medallero entre las entradas más raquíticas.
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Fue, en efecto, una entrada como de velorio de pobre. Fue una entrada que compite con las que solía tener el Necaxa en sus últimas temporadas de residencia en el Estadio Azteca: asistencias tan exiguas, que algunos cronistas aseveraban que ocuparía menos espacio en su relato la lista de los asistentes, que la cifra de los mismos. Los propios jugadores de los “Rayos” decían --no tan en broma como algunos aseveraban-- que, al saltar a la cancha, en lugar de ir hasta el círculo central a saludar a la concurrencia, con la mano en alto, podrían ir hasta las butacas y saludar de mano a cada uno de los asistentes... para tardarse menos.
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Por supuesto, el sábado será distinto. Aunque el Guadalajara, en su actual etapa, no es precisamente un fenómeno capaz de arrastrar multitudes, una cosa es un entrenamiento, y un partido es otra muy diferente. Quizá por un entrenamiento en el nuevo estadio, tan distante de todo, no valga la pena invertir tiempo, dinero y esfuerzo. Por un partido, en cambio, aunque sea ante el San Luis que --con todo respeto-- tampoco es precisamente un imán de taquilla, para muchos aficionados vale la pena la inversión.
Sin embargo, la plena reconciliación de los aficionados con el Guadalajara sólo se dará cuando los actuales dueños del juguete rectifiquen en las actitudes que lo han vuelto antipático. Y, sobre todo, cuando se den los resultados que sus aficionados piden a gritos para decir “ganamos”, en primera persona... y no “empataron”, en tercera, como hasta ahora ha sucedido.
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