Deportes
* Fabián
A Propósito, por Jaime García Elías
En el caso del Guadalajara que dio la nota en el partido ante los Tigres con que se puso en marcha, el miércoles por la noche, la Liguilla correspondiente al Torneo de Clausura del futbol mexicano, es probable que se haya dado el caso...
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Una ociosa pesquisa en las hemerotecas revelaría, tal vez, que los jugadores del Guadalajara de la campaña que acaba de entrar a su etapa culminante, citados con más frecuencia en los reportes cotidianos, son dos; a saber, Érick (“El Cubo”) Torres, y Adolfo Bautista. El primero, porque sus goles le han dado puntos a su equipo... y protagonismo a él. El segundo, por una agridulce mezcla de nostalgia con frustración: cuando las “Chivas” llegaron a la cima por última vez, él era algo así como el mascarón de proa de la carabela rojiblanca; el jugador insignia del equipo; el líder de muchas jornadas memorables.
Todo eso remueve recuerdos de tiempos felices... pero también invita a reparar en que el tiempo, en efecto, no perdona, y que no en balde se dice que “No es lo mismo Los Tres Mosqueteros que Veinte Años Después”.
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Torres, solo, no está para echarse el equipo a la espalda y llevarlo a sumar victorias al por mayor. De ahí que el Guadalajara de la primera parte de la fase clasificatoria del certamen actual, fuera, a despecho de sus goles, un equipo del montón.
Marco Fabián, en esa etapa del torneo, estuvo más tiempo en la banca que en la cancha. Decisión de su técnico, basada en sus observaciones. El joven atacante no acusaba el temperamento necesario para pesar en los partidos en que ocasionalmente veía acción... Y fue en la recta final de esa etapa, que Marco sacó la convicción, la determinación y el coraje necesarios para estar, en el esfuerzo y la aplicación, a la altura de sus facultades futbolísticas.
Lo siguiente llegó como por inercia: sus goles, los triunfos, la clasificación para la Liguilla...
Y ya en ella, en el partido de media semana, la confirmación de lo que ya se vislumbraba: que cuando Marco se eclipsa, cubre de sombra al equipo; cuando aparece, en cambio, el Guadalajara es luz en la cancha.
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