Deportes
* Esos Indios...
A propósito por Jaime García Elías
Alguna vez le preguntaron a Vernher von Braun, pionero de la exploración espacial, si creía que había vida en otros planetas.
--Sería necio afirmarlo... pero sería igualmente necio negarlo --fue su lacónica respuesta.
Una réplica similar, salvadas las distancias abismales, quedaría a la medida para la pregunta de moda en los mentideros futbolísticos:
--¿Es posible que los Indios de Ciudad Juárez ganen el título del Torneo de Clausura?
--Sería ilusorio afirmar que lo harán --habría que decir--..., pero sería necio negar que podrían hacerlo.
*
A raíz de que su presidente, Francisco Ibarra --homónimo del ex presidente del Atlas--, lo dijo con todas sus letras la semana pasada, a raíz de su inopinada clasificación a la “liguilla”, su aseveración se ha convertido en un tópico: “Los Indios tienen la nómina más modesta del futbol mexicano”.
Si su plantel es el más humilde, se comprende que el suyo difícilmente pueda ser el mejor equipo del circuito... Si así fuera, la meta primordial de la empresa realizada heróicamente durante la campaña no hubiera sido la de defender con uñas y dientes la permanencia en la Primera División. Si así fuera, la clasificación para el verdadero campeonato se hubiese conseguido sin el dramatismo de los minutos finales del encuentro del domingo antepasado, cuando tenían que ganar al Guadalajara por dos goles de diferencia... y lo consiguieron, de manera agónica, remontando, además, un marcador adverso.
*
Para llegar a donde están, los Indios, ya en la “liguilla”, dieron la campanada al doblegar al campeón Toluca... Sin embargo, hay que aceptar la evidencia: el 1-0 del partido de ida, el jueves, pero especialmente el 0-0 del de vuelta, el domingo, cuando los Indios salieron ilesos, como algunos perros --sin ánimo de ofender...-- de entre las ruedas de un bólido que los atropella, fueron sendos, rotundos, insolentes atentados a la lógica.
De hecho, Héctor Hugo Eugui, su técnico, pudo hacer suya en los dos partidos anteriores, ante el Toluca --campeón defensor, ahora destronado--, y podría hacerla suya nuevamente de cara a los dos encuentros próximos, ante el Pachuca --líder general en la temporada regular-- la respuesta que Nereo Rocco, técnico del Milan en los años sesentas, aplicaba en automático a la frase consabida:
--Que gane el mejor --decía alguien.
--Esperemos que no... --era su respuesta.
--Sería necio afirmarlo... pero sería igualmente necio negarlo --fue su lacónica respuesta.
Una réplica similar, salvadas las distancias abismales, quedaría a la medida para la pregunta de moda en los mentideros futbolísticos:
--¿Es posible que los Indios de Ciudad Juárez ganen el título del Torneo de Clausura?
--Sería ilusorio afirmar que lo harán --habría que decir--..., pero sería necio negar que podrían hacerlo.
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A raíz de que su presidente, Francisco Ibarra --homónimo del ex presidente del Atlas--, lo dijo con todas sus letras la semana pasada, a raíz de su inopinada clasificación a la “liguilla”, su aseveración se ha convertido en un tópico: “Los Indios tienen la nómina más modesta del futbol mexicano”.
Si su plantel es el más humilde, se comprende que el suyo difícilmente pueda ser el mejor equipo del circuito... Si así fuera, la meta primordial de la empresa realizada heróicamente durante la campaña no hubiera sido la de defender con uñas y dientes la permanencia en la Primera División. Si así fuera, la clasificación para el verdadero campeonato se hubiese conseguido sin el dramatismo de los minutos finales del encuentro del domingo antepasado, cuando tenían que ganar al Guadalajara por dos goles de diferencia... y lo consiguieron, de manera agónica, remontando, además, un marcador adverso.
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Para llegar a donde están, los Indios, ya en la “liguilla”, dieron la campanada al doblegar al campeón Toluca... Sin embargo, hay que aceptar la evidencia: el 1-0 del partido de ida, el jueves, pero especialmente el 0-0 del de vuelta, el domingo, cuando los Indios salieron ilesos, como algunos perros --sin ánimo de ofender...-- de entre las ruedas de un bólido que los atropella, fueron sendos, rotundos, insolentes atentados a la lógica.
De hecho, Héctor Hugo Eugui, su técnico, pudo hacer suya en los dos partidos anteriores, ante el Toluca --campeón defensor, ahora destronado--, y podría hacerla suya nuevamente de cara a los dos encuentros próximos, ante el Pachuca --líder general en la temporada regular-- la respuesta que Nereo Rocco, técnico del Milan en los años sesentas, aplicaba en automático a la frase consabida:
--Que gane el mejor --decía alguien.
--Esperemos que no... --era su respuesta.
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