Deportes
* Enmienda
Por Jaime García Elías
Pero el adagio añade: “Perseverar en el error es diabólico”. Así, si los errores de Torres, Camargo y Arellano dieron como suma total que el Guadalajara tuviera que jugar, contra el Atlas, la mayor parte del tiempo con dos jugadores menos --porque pocos minutos después también Xavier Báez saldría expulsado--, habría sido un caso de perseverancia en el error, aplicar, adicionalmente, un partido de castigo al bisoño y prometedor delantero rojiblanco.
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Hubiera sido un caso de obcecación por parte de la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol: un caso típico, lamentable, de aplicación acrítica --por no decir, con todas sus letras, “estúpida”--, típica de “huizacheros”, de juristas “hechizos”, de la letra, tal cual, del Reglamento de Sanciones.
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Toda vez que la secuela del episodio les salió barata a Torres y al Guadalajara, porque al final de cuentas quedó en empate un partido que, en esas circunstancias, parecía hecho a la medida para la derrota, lo conducente, a continuación, es derivar del hecho --que ha sido, desde la noche misma del sábado, el “affaire” por excelencia de los últimos días en el futbol mexicano-- algunas enseñanzas...
1.- La recomendación de los dirigentes a los jugadores, de que, en los momentos de euforia derivados de la conquista de un gol, se abstengan de cualquier manifestación que pudiera interpretarse como ofensiva para el adversario.
2.- La recomendación, en nombre de la dignidad --que de ninguna manera está reñida con la emotividad-- del espectáculo, de omitir las ridiculeces, que tienden a generalizarse, de las celebraciones: bailes grotescos y actitudes amaneradas, carentes, por completo de espontaneidad.
3.- Por encima de las interpretaciones maliciosas sobre el incidente, la declaración de José Luis Real, técnico de las “Chivas”: “Camargo se equivocó, como nos sucede a todos..., pero no tengo duda de la honestidad del arbitraje en el futbol mexicano”.
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