Deportes
* 'Engañoso'
Por Jaime García Elías
Hay que decirlo con todas sus letras: Carlos Reinoso se portó como los hombres al cumplir con la dolorosa rutina de dar la cara, tanto en la acostumbrada conferencia de prensa como en las redes sociales, tras la derrota del América ante las “Chivas”; se portó como debe hacerlo un profesional del futbol cuando aseveró que en los Clásicos no se habla y no se llora: se gana o se pierde; si sucede lo primero, hay que disfrutarlo; si lo segundo... hay que aceptarlo. Punto redondo.
*
Carlos, en todo caso, al calificar de “engañoso” el marcador, dejó abierto un signo de interrogación con respecto a las perspectivas de las “Chivas” en la recta final de la etapa clasificatoria... y, sobre todo, en el desenlace del campeonato.
Si los antecedentes del América abrían un margen significativo al pronóstico de que el Guadalajara pudiera anotar varios goles (el presidente de las “Chivas”, en su tradicional baladronada previa a este tipo de cotejos, anticipó que serían cuatro: ¡casi le atina...!), no necesariamente daban pie, en cambio, para hacer favorito al “Rebaño Sagrado”.
Era lógico: el capitalino es un cuadro paradójico: en el aspecto ofensivo, casi tan contundente como el Morelia que es, hoy por hoy, con 26 dianas, el mandón en ese departamento; en el defensivo, por contrapartida, con la friolera de 26 goles admitidos, tiene, una de dos: o la defensa más enclenque, o el esquema táctico más anárquico del circuito: un cuadro desentendido de la premisa de defenderse bien para atacar mejor; un equipo que no busca los resultados por la ruta de la lógica; que prefiere jugárselos a punta de “volados”, y que en cada partido está tan cerca (y tan lejos) de la victoria como de la derrota.
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La incógnita con respecto al Guadalajara --y que corresponderá, como de costumbre, despejar a ese supremo juez que es el tiempo-- estriba en si en los partidos que restan de la etapa clasificatoria, ante Toluca, Santos Laguna, Cruz Azul y Monterrey que --a pesar de la irregularidad de los tres primeros-- se defienden, en general, mucho mejor que el América (lo cual, por cierto, no es demasiado decir...), las “Chivas” podrán mostrarse tan contundentes como se mostraron el domingo ante un equipo que es, como sus números lo proclaman, la antítesis misma del equilibrio, el orden y la solvencia en el aspecto defensivo.
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Carlos, en todo caso, al calificar de “engañoso” el marcador, dejó abierto un signo de interrogación con respecto a las perspectivas de las “Chivas” en la recta final de la etapa clasificatoria... y, sobre todo, en el desenlace del campeonato.
Si los antecedentes del América abrían un margen significativo al pronóstico de que el Guadalajara pudiera anotar varios goles (el presidente de las “Chivas”, en su tradicional baladronada previa a este tipo de cotejos, anticipó que serían cuatro: ¡casi le atina...!), no necesariamente daban pie, en cambio, para hacer favorito al “Rebaño Sagrado”.
Era lógico: el capitalino es un cuadro paradójico: en el aspecto ofensivo, casi tan contundente como el Morelia que es, hoy por hoy, con 26 dianas, el mandón en ese departamento; en el defensivo, por contrapartida, con la friolera de 26 goles admitidos, tiene, una de dos: o la defensa más enclenque, o el esquema táctico más anárquico del circuito: un cuadro desentendido de la premisa de defenderse bien para atacar mejor; un equipo que no busca los resultados por la ruta de la lógica; que prefiere jugárselos a punta de “volados”, y que en cada partido está tan cerca (y tan lejos) de la victoria como de la derrota.
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La incógnita con respecto al Guadalajara --y que corresponderá, como de costumbre, despejar a ese supremo juez que es el tiempo-- estriba en si en los partidos que restan de la etapa clasificatoria, ante Toluca, Santos Laguna, Cruz Azul y Monterrey que --a pesar de la irregularidad de los tres primeros-- se defienden, en general, mucho mejor que el América (lo cual, por cierto, no es demasiado decir...), las “Chivas” podrán mostrarse tan contundentes como se mostraron el domingo ante un equipo que es, como sus números lo proclaman, la antítesis misma del equilibrio, el orden y la solvencia en el aspecto defensivo.
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