Deportes

* Despertares

Por Jaime García Elías

El América despertó de su pesadilla; el Atlas... de su sueño de color de rosa.

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Al América, obviamente, le faltaba un líder. Le faltaba la fe de sus jugadores en las ideas de un director técnico...
Hasta la semana pasada, Manuel Lapuente se aferraba a un discurso empecinado en demostrar que las apariencias engañan; que el cuadro capitalino era la antítesis gloriosa de lo que los malditos hechos hacían creer; que las derrotas ante Pachuca y Tigres, en su propia cancha, ya habían sido profetizadas por Rubén Darío --nada menos-- en “Los Motivos del Lobo”: “Perdían los buenos, ganaban los malos”...
Lapuente fue cesado el martes. Carlos Reinoso fue “destapado” ese mismo día y presentado un día después como su reemplazo. Antes de dirigir su primer entrenamiento, tuvo la osadía de anunciar a los cuatro vientos su alineación... y hacer efectivo su anuncio. Que sobre la marcha, antes de la media hora de partido, tuviera que enmendar, sustituyendo a Esqueda por Reyna (quien anotaría el gol del triunfo), fue un azar afortunado: el América recuperó parte del equilibrio al que había renunciado al colocar a Olivera, Montenegro y el propio Esqueda atrás de los atacantes netos Vuoso y Sánchez.

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En cuanto al resultado, ya se sabe que la historia de los partidos se escribe por los aciertos de unos, los desaciertos de otros... o una mezcla equitativa de ambos.
Eso, sin más, sucedió el sábado: en lo que los rojinegros, por reclamar una supuesta mano de un atacante americanista, se desentendían de la pelota y de los adversarios, Vuoso aprovechaba el tiempo y espacio que los supuestos gendarmes le regalaron en el semicírculo del área, para cruzar desde ahí el punterazo que abrió el marcador. Cuatro minutos más tarde, con el balón que tuvo, envuelto para regalo, para igualar los cartones, Alférez hizo un remate como de caricatura del “Correcaminos”: el balón que quiso dirigir al marco vacío, se le quedó adherido a la suela del zapato. Y al rato, cuando aún se acariciaba la esperanza de que el fantasma del último minuto se manifestara a favor de los rojinegros, el “tornillo” de González Tahuilán en el área y la pifia de Pinto (¿seguros de que no era el “Tabla”...?) fue aprovechado por Reina para poner la rúbrica --no sin ruborizarse, según testigos presenciales del hecho-- al gol más tonto de la jornada.
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