Deportes

* Demagogia

Por Jaime García Elías

Pretender que habría, necesariamente, una relación de causa a efecto entre (a)  aprobar en el Congreso de la Unión la iniciativa de reducir a tres el número de plazas para jugadores extranjeros, y (b) la mejoría del nivel competitivo del futbol mexicano en torneos internacionales, es de un simplista que raya en la ingenuidad... por no decir que en la tontería.
La iniciativa ya se presentó formalmente en la Cámara de Diputados. Se trataría de un añadido a la Ley General de Cultura Física y Deporte. Otra propuesta colateral plantea reducir a dos el número de extranjeros por equipo en la Liga de Ascenso.

*

En teoría, se supone que al aumentar el número de plazas para jugadores nacionales en los torneos profesionales, la consecuencia lógica sería que de la cantidad se desprendiera la calidad.
La hipótesis, empero, se salta a la torera algunos hechos...
Uno, que, aun sin ser tan espectacular como se quisiera --y aunque sea de mucho “glamour” proclamar, con pretexto o sin él, la “mediocridad” de los equipos y de las selecciones nacionales--, el futbol mexicano ha tenido un crecimiento cualitativo nada despreciable. Es cuestión de repasar la historia: México empata por primera vez en un Mundial en 1958, y gana por primera vez en 1962; en varias de las recientes Copas del Mundo, en cambio, ha avanzado a Octavos de Final, lo que habla de que, aun sin haber accedido al rango de potencia (aunque la clasificación de la FIFA sostuviera durante años esa falacia), ya no es el “pichón” de antaño.
Otro, que los jugadores extranjeros son, nos guste o no nos guste, la materia prima para el espectáculo en las competencias domésticas. Repásese, si no, semana tras semana, la lista de los jugadores cuyo desempeño sobresaliente resulta determinante para los triunfos de sus equipos, y se llegará a la conclusión de que esos jugadores --chilenos, paraguayos, bolivianos, argentinos, brasileños...-- son, para decirlo en mexicano, los que, merced a su calidad y a su profesionalismo, le dan sabor al caldo.

*

Quítense los jugadores extranjeros a los equipos nacionales en que aquéllos  hacen la diferencia, y todo en el futbol mexicano se desplomaría: el espectáculo que atrae aficionados a los estadios, y, en consecuencia, el fenómeno social que es el deporte.
Ignorar esa realidad --o tratar de modificarla con ocurrencias demagógicas-- es chuparse el dedo. Punto.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando