Deportes
* Balance
Por Jaime García Elías
Ese sería, en resumen, el balance de la Selección Nacional en lo poco que va de la “era” de Chepo de la Torre como timonel, y, más particularmente, en los encuentros amistosos disputados en días pasados ante Paraguay y Venezuela.
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En el primero de esos encuentros, el “Tri” encontró las circunstancias propicias para soltarse el chongo: el “Chicharito” Hernández tuvo las oportunidades a modo para rubricar, en la zona de definición, las faenas futbolísticas realizadas por sus compañeros en todo el campo... y los guaraníes se limitaron a ser una pálida sombra de lo que se esperaba de ellos: se circunscribieron a exhibir la camiseta, como modelos en una pasarela, sin la menor convicción; sin esforzarse por estar a la altura que alcanzaron en el Mundial del año pasado en Sudáfrica.
En el otro compromiso hubo señales inquietantes de que quienes hablaron de “el vendaval tricolor” y exageraciones similares a raíz del categórico triunfo sobre Paraguay, se habían precipitado en sus interpretaciones. Los venezolanos, se propusieron que la selección mexicana no los agregara en un dos por tres a la lista de sus víctimas... y lo lograron con creces.
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Chepo de la Torre, hasta el momento, ha hecho su trabajo con la seriedad, la atingencia y la eficacia previsibles. Ha convocado, en general, a los jugadores que otro cualquiera, en su lugar, convocaría; es decir, a los mejores, a partir de valoraciones ponderadas y de criterios objetivos.
Cualquiera diría que, en general, el técnico nacional ha bosquejado con claridad la base del equipo que participará en la próxima edición de la “Copa Oro”. Cualquiera se atrevería a pronosticar, sin correr el riesgo de que lo tilden de iluso, que no será necesario que los tricolores se sublimen para que resuelvan de manera exitosa la primera ronda, en la que llevarán a Costa Rica, El Salvador y Cuba como adversarios directos... de la misma manera que no se necesita ser un experto en las artes adivinatorias para augurar que Honduras y Estados Unidos, cabezas de grupo en los otros pelotones, están igualmente predestinados a llegar a las instancias decisivas.
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En otras palabras: aunque el certamen contiene la dosis de incertidumbre que le pone cierto atractivo, de él puede decirse lo mismo que de ciertas películas desde que se ve al reparto de actores: “Como que esta ya la vimos...”.
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