Deportes
* Alboroto
Por Jaime García Elías
Si se cumplen --como es probable que suceda-- las previsiones en el sentido de que el estadio de las “Chivas” tendrá, por fin, en ocasión del cotejo dominical entre Guadalajara y América, el primer lleno de su historia para un partido oficial de campeonato, es obvio que las versiones de que el “Clásico” por excelencia del futbol mexicano se encuentra en franca decadencia, son un poquito exageradas...
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(En el resbaladizo terreno de la teoría, habría que correr el riesgo de incurrir en una discusión bizantina para dilucidar si el alcance nacional de ese encuentro lo hace “más clásico” --valga la expresión-- que el duelo local, casero en cuanto a su onda de resonancia aunque bastante más añejo, entre Guadalajara y Atlas. Quizás la controversia pudiera resolverse con un honroso y salomónico empate: puesto que la etiqueta en disputa no tiene por qué ser exclusiva de nadie, tan “clásico”, viéndolo bien, puede ser uno como el otro).
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En todo caso, aun cuando estén un tanto devaluados --como ocurre actualmente-- los protagonistas de un partido que cada que se presenta causa tanto alboroto, de ahí no se colige que el “Clásico”, por ese hecho, pase a ser “de medio pelo”...
De hecho, la historia avala la particularidad de que una cosa es que Guadalajara y América hayan sido, en el último medio siglo, los equipos más populares de México... y otra muy diferente que ambos hayan coincidido como los grandes protagonistas de la competencia doméstica o participado con la frecuencia deseable en la disputa por el título.
Después de los años en que el América de los Tena, Reinoso, Borja y compañía, con José Antonio Roca como técnico, relevó al Guadalajara “Campeonísimo” en el rol de gallito por antonomasia en el corral del futbol mexicano, otros equipos tuvieron sus respectivos ciclos de hegemonía en el medio: desde el Cruz Azul, antaño, al Toluca, en una época muy reciente... pasando por los tiempos de predominio de “Tigres”, Necaxa y Pachuca, por ejemplo.
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Hoy en día, está claro que ni Guadalajara ni América han dado señales de tener la estatura necesaria para que alguno de ellos --o los dos...-- esté entre los favoritos para ganar el título... Lo cual, por lo demás, no obsta para que su entrevista en puerta tenga en ascuas a esa cosa a la que los taurinos llaman “el respetable”.
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(En el resbaladizo terreno de la teoría, habría que correr el riesgo de incurrir en una discusión bizantina para dilucidar si el alcance nacional de ese encuentro lo hace “más clásico” --valga la expresión-- que el duelo local, casero en cuanto a su onda de resonancia aunque bastante más añejo, entre Guadalajara y Atlas. Quizás la controversia pudiera resolverse con un honroso y salomónico empate: puesto que la etiqueta en disputa no tiene por qué ser exclusiva de nadie, tan “clásico”, viéndolo bien, puede ser uno como el otro).
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En todo caso, aun cuando estén un tanto devaluados --como ocurre actualmente-- los protagonistas de un partido que cada que se presenta causa tanto alboroto, de ahí no se colige que el “Clásico”, por ese hecho, pase a ser “de medio pelo”...
De hecho, la historia avala la particularidad de que una cosa es que Guadalajara y América hayan sido, en el último medio siglo, los equipos más populares de México... y otra muy diferente que ambos hayan coincidido como los grandes protagonistas de la competencia doméstica o participado con la frecuencia deseable en la disputa por el título.
Después de los años en que el América de los Tena, Reinoso, Borja y compañía, con José Antonio Roca como técnico, relevó al Guadalajara “Campeonísimo” en el rol de gallito por antonomasia en el corral del futbol mexicano, otros equipos tuvieron sus respectivos ciclos de hegemonía en el medio: desde el Cruz Azul, antaño, al Toluca, en una época muy reciente... pasando por los tiempos de predominio de “Tigres”, Necaxa y Pachuca, por ejemplo.
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Hoy en día, está claro que ni Guadalajara ni América han dado señales de tener la estatura necesaria para que alguno de ellos --o los dos...-- esté entre los favoritos para ganar el título... Lo cual, por lo demás, no obsta para que su entrevista en puerta tenga en ascuas a esa cosa a la que los taurinos llaman “el respetable”.
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