Deportes

* Al extremo

Por Jaime García Elías

Así es este negocio del abarrote: ganas un partido, como ganó el Atlas el sábado
–ante un rival calificado; con las angustias que son la marca de la casa...–, y eres bestial. En compensación, pierdes un partido, como le sucedió al Guadalajara ante Jaguares –un rival que llevaba varias semanas sin ganar ni en los interescuadras, y justo una semana después de haber dado, ante el Pachuca, su mejor partido, y de conseguir su victoria más retumbante de mucho tiempo...–, y eres una bestia.
A los extremos: o sublime, o ridículo. Nada del justo medio, en que es fama que se encuentra la virtud.

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Para efectos de pensar –a la mitad de la ruta, como vamos, de la etapa clasificatoria– en la “Liguilla” que viene a ser la tierra prometida de los mediocres en el futbol mexicano, es evidente que los dos tradicionales equipos tapatíos están en todo su derecho de soñar...
En el caso de las “Chivas”, una de las plazas disponibles en su grupo para el verdadero campeonato, prácticamente ya está apartada: con 17 unidades conquistadas, los “Tigres” hicieron, ya, la mayor parte de la tarea; el resto es cuestión de mero trámite. El otro boleto tiene cuatro “tiradores”: el propio Guadalajara, más Monterrey y Santos Laguna (por mera casualidad, los dos finalistas del torneo anterior), amén –¡quién lo dijera...!– del Necaxa al que hasta hace tres semanas se daba por muerto y sepultado.
En el grupo del Atlas, en cambio, no hay “fugados”. Merced a su victoria del sábado –la primera, tras cuatro jornadas consecutivas de resultados negativos–, los rojinegros escalaron al liderato de su pelotón, con los mismos puntos que América y San Luis (13), pero éstos con un partido jugado más. Pisándoles los talones, viene el Toluca... Cualquiera, pues, apegado a la lógica, diría que son otros, por sus historiales recientes, los aspirantes más formales a la calificación.

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Al margen de lo que suceda en la recta final del certamen, cuando se supone que los equipos con aspiraciones ganan en regularidad en su desempeño y en consistencia en su rendimiento, el único cuadro tapatío que parece condenado a hacer su tarea sin pena ni gloria –o con más pena que gloria– es Estudiantes-Tecos: nuevo nombre, nueva indumentaria, nuevo técnico; todo para comprobar que “aunque la mona se vista de seda...”.
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