Deportes

* Afrenta

A propósito por Jaime García Elías

Fue un desenlace sorpresivo, sí... Pero, también, justo.

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La historia de sobra se conoce: el América estuvo clasificado para la “Liguilla” merced a su ajustada victoria del sábado sobre el Necaxa, al que, de paso, desconectó la manguera del oxígeno. Ayer por la tarde, el Guadalajara, con gol de Medina en el último minuto antes del descanso, arrebató el boleto a los capitalinos. Lo tuvo en su poder por espacio de 23 minutos. Al empatar los Indios, el esquivo boleto regresó a manos americanistas. Y 23 minutos más tarde —al 46 de tiempo corrido de la etapa complementaria—, el segundo gol de Héctor Giménez aseguró para su equipo el pase a la “Liguilla”... y dejó con un palmo de narices a los dos “grandes” (“según San Lucas”) del futbol mexicano.

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Se dirá —lugar común, donde los haya— que “un campeonato sin América y Guadalajara es como una película del Agente 007 sin Sean Connery”. Sin embargo, aun a sabiendas de que los Indios ya fueron protagonistas en la etapa clasificatoria al salvarse del descenso, primero, y al clasificar para el verdadero campeonato, a continuación —proeza que hasta ahora sólo Celaya y San Luis habían realizado en México—, y de que difícilmente lo serán en una “Liguilla” para la que Pachuca y Toluca parecen mucha pieza, también hay que decir que ni América ni Guadalajara han hecho merecimientos para avanzar al verdadero campeonato... y que hubiera sido una afrenta para sus respectivos historiales y para el futbol mexicano en pleno, que lo hubieran hecho como estuvieron a punto de hacerlo: de limosna.

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El América salvó la honrilla al callar a los maledicentes que daban por descontado que se dejaría ganar para salvar al Necaxa. El Guadalajara rubricó una campaña mediocre con un partido —el de ayer— en que tanto su actitud como sus argumentos futbolísticos fueron indignos de sus blasones.

Ayer, en Ciudad Juárez, a cambio de la ramplonería de los rayados, que resultaron exhibidos por la pobreza de sus recursos ofensivos y defensivos y por su falta de corazón y de cabeza para manejar el partido y embolsarse la victoria que durante 23 minutos tuvieron en la mano, todo lo que hubo de grandeza en la cancha corrió por cuenta de los Indios.

De ahí que resulte obligatorio el subrayado: lo que hicieron, sorpresivo y todo, fue absolutamente justo.
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