Cultura
Zombis con sangre mexicana
Rafael Villegas presenta una obra con 18 cuentos de autores mexicanos en torno a los muertos vivientes
GUADALAJARA, JALISCO (22/ABR/2015).- Coordinada por los escritores mexicanos Raquel Castro y Rafael Villegas, circula ya en nuestro país el volumen “Festín de muertos: antología de relatos mexicanos de zombis” (Ed. Océano, 2015), una colección de historias escritas por autores que, aunque no necesariamente escriban literatura de horror, toman a estos muertos caminantes —muy “de moda”, pues han dado lugar a numerosas novelas, series de televisión y películas— para dotarlos de características peculiares.
En total, el libro reúne 18 cuentos de narradores jóvenes y otros no tanto, escritores emergentes o con trayectoria, un listado que incluye nombres como Cecilia Eudave, Bernardo Esquinca, Alberto Chimal, Bernardo Fernández ‘Bef’, Luis Jorge Boone, José Luis Zárate, Karen Chacek, César Silva Márquez y Norma Lazo.
De acuerdo con Rafael Villegas, escritor y coantologador del proyecto, éste nació en 2010 cuando, tras coincidir con Raquel Castro en una charla sobre literatura “de zombis” que después se repetiría en distintas ocasiones, en las que siempre aparecía una pregunta: ¿hay textos de este tipo en México? “Así empezamos a ver una lista de posibles autores que estarían dispuestos a participar y utilizar al zombi como herramienta, atraerlo a su universo narrativo”.
Lo anterior, explica el escritor, “porque entendimos que el zombi no es un subgénero, sino una herramienta o, en algunos casos, un mero pretexto para contar algunas cosas; de ese modo, contactamos a 18 autores (de hecho, a más; pero algunos fueron claros y admitieron que no les interesaba). Conseguimos diversidad, muchos autores no se vinculaban siquiera con los géneros fantásticos y de horror, además son de siete diferentes ciudades de la República”.
El proceso fue más o menos largo: “teníamos claro que no buscábamos la ‘tropicalización’ del fenómeno”. Como resultado de esto, “los cuentos van más allá de los elementos convencionales, no todos son de horror ni sangrientos, y sí cercanos a temas típicamente mexicanos sin ser tradicionalistas o de folclor; además, compartían entre ellos determinadas características, porque algunos se enfocaban en el rescate de la memoria o en la manera como ‘asimilan’ los elementos que impone”.
Doble naturaleza
Sin ser un “monstruo tradicional” —pues no tiene razón o voluntad, como un vampiro— el zombi salta del cine al cómic y a la literatura, dice el antologador, “pero su vacío de conciencia lo vuelve una especie de ‘espejo’ de los vivos, pero como monstruo en sí no es tan interesante; lo que es un hecho es que está de moda, y cada vez más invade diferentes formatos narrativos”.
Con base en estas cuestiones, esta antología termina convertida en “algo más” que una simple reunión de relatos de zombis y, todavía mejor, “el libro tiene una doble naturaleza, porque no se pensó como conjunto de texto para jóvenes y los autores tuvieron libertad absoluta, luego vino Editorial Océano a interesarse en el proyecto para su colección ‘El lado oscuro’, que es juvenil, aunque no es estrictamente eso; por esto funciona para los fans del género y como un libro de literatura que guste a cualquier lector”, asegura el escritor.
Con apenas un mes en circulación, gracias a la editorial que asumió el proyecto esta antología aspira a tener una distribución verdaderamente nacional y, por otra parte, ha captado la atención de "booktubers" en el país; después de todo, “la originalidad probable del libro —dice Rafael Villegas— se encuentre en que los autores mexicanos que participan en ella han sido capaces de apropiarse de una tradición ‘ajena’”.
En total, el libro reúne 18 cuentos de narradores jóvenes y otros no tanto, escritores emergentes o con trayectoria, un listado que incluye nombres como Cecilia Eudave, Bernardo Esquinca, Alberto Chimal, Bernardo Fernández ‘Bef’, Luis Jorge Boone, José Luis Zárate, Karen Chacek, César Silva Márquez y Norma Lazo.
De acuerdo con Rafael Villegas, escritor y coantologador del proyecto, éste nació en 2010 cuando, tras coincidir con Raquel Castro en una charla sobre literatura “de zombis” que después se repetiría en distintas ocasiones, en las que siempre aparecía una pregunta: ¿hay textos de este tipo en México? “Así empezamos a ver una lista de posibles autores que estarían dispuestos a participar y utilizar al zombi como herramienta, atraerlo a su universo narrativo”.
Lo anterior, explica el escritor, “porque entendimos que el zombi no es un subgénero, sino una herramienta o, en algunos casos, un mero pretexto para contar algunas cosas; de ese modo, contactamos a 18 autores (de hecho, a más; pero algunos fueron claros y admitieron que no les interesaba). Conseguimos diversidad, muchos autores no se vinculaban siquiera con los géneros fantásticos y de horror, además son de siete diferentes ciudades de la República”.
El proceso fue más o menos largo: “teníamos claro que no buscábamos la ‘tropicalización’ del fenómeno”. Como resultado de esto, “los cuentos van más allá de los elementos convencionales, no todos son de horror ni sangrientos, y sí cercanos a temas típicamente mexicanos sin ser tradicionalistas o de folclor; además, compartían entre ellos determinadas características, porque algunos se enfocaban en el rescate de la memoria o en la manera como ‘asimilan’ los elementos que impone”.
Doble naturaleza
Sin ser un “monstruo tradicional” —pues no tiene razón o voluntad, como un vampiro— el zombi salta del cine al cómic y a la literatura, dice el antologador, “pero su vacío de conciencia lo vuelve una especie de ‘espejo’ de los vivos, pero como monstruo en sí no es tan interesante; lo que es un hecho es que está de moda, y cada vez más invade diferentes formatos narrativos”.
Con base en estas cuestiones, esta antología termina convertida en “algo más” que una simple reunión de relatos de zombis y, todavía mejor, “el libro tiene una doble naturaleza, porque no se pensó como conjunto de texto para jóvenes y los autores tuvieron libertad absoluta, luego vino Editorial Océano a interesarse en el proyecto para su colección ‘El lado oscuro’, que es juvenil, aunque no es estrictamente eso; por esto funciona para los fans del género y como un libro de literatura que guste a cualquier lector”, asegura el escritor.
Con apenas un mes en circulación, gracias a la editorial que asumió el proyecto esta antología aspira a tener una distribución verdaderamente nacional y, por otra parte, ha captado la atención de "booktubers" en el país; después de todo, “la originalidad probable del libro —dice Rafael Villegas— se encuentre en que los autores mexicanos que participan en ella han sido capaces de apropiarse de una tradición ‘ajena’”.
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