Cultura

William Boyd está muy orgulloso de los personajes que crea

El escritor británico está 'tremendamente satisfecho' con su última novela protagonizada por James Bond

MADRID, ESPAÑA (27/OCT/2015).- El escritor británico William Boyd está "tremendamente orgulloso" de haber escrito "Solo", la última novela protagonizada por el famosísimo espía James Bond, pero dice que es una sensación muy diferente a la que sintió al crear personajes de sus otros libros, como la fotógrafa Amory Clay.

En "Suave caricia. Las muchas vidas de Amory Clay", editada por Alfaguara, Boyd da vida a un personaje, una fotógrafa nacida en la Inglaterra de principios del siglo XX, a la que también ha dotado de una historia visual a través de fotografías anónimas que el autor fue recopilando para dotar de realidad a esta mujer.

En 2013, Boyd se convirtió en uno de los cuatro únicos autores autorizados oficialmente para escribir historias del agente 007, personaje creado originalmente por Ian Fleming: "No me había planteado hacerlo y cuando me llegó el proyecto pensé en él como un guion, en que era un reto y que podía hacerlo bien".

Pero mientras que Bond era un personaje "heredado", Amory Clay es una creación suya. "Parte del objetivo era que pareciera una persona real y al añadir las fotografías parece que vivió, que es el efecto que yo buscaba", asegura el autor en una entrevista.

Nacido en Ghana, William Boyd es miembro de la generación de británicos del "boom" literario de los ochenta  junto a Martin Amis, Julian Barnes o Ian McEwan y ha escrito 14 novelas en cuya elaboración sigue siempre el mismo método: dos años de investigación y uno de escritura.

En su última novela el lector asiste a los acontecimientos históricos del siglo XX a través de la cámara de Amory Clay, una mujer que vive en Berlín de los años veinte, en Nueva York en los treinta 30, y el final de la Segunda Guerra Mundial en Francia, donde se convierte en una de las primeras corresponsales de guerra.

"Suave caricia" estaba ya escrita cuando su autor comenzó a buscar fotografías antiguas que se adaptaran a la historia de Amory Clay: quería imágenes de alguien de la alta sociedad inglesa de los años veinte y de escenarios como Berlín, Estados Unidos, Francia o Vietnam, en los que transcurre la vida de la protagonista.

"Tardé meses en reunir las fotos. Compré dos mil y de ellas elegí 73", explica Boyd, que recuerda que en ocasiones las imágenes eran tan buenas que optó por cambiar la historia para que la vida de Amory encajara con esas imágenes.

Boyd creó así una "persona real, con su forma de ser y su propia naturaleza". Decidió que iba a ser fotógrafa porque eran profesionales más libres a principios del siglo XX y podían hacer cosas que se les negaba a otras mujeres. "La idea después fue contar su vida, llevarla a sitios y a momentos históricos que me interesaban", dice.

En la novela, Boyd analiza cómo la vida de las personas "está completamente gobernada por el azar, por la buena y la mala suerte" a través del testimonio en primera persona de esta mujer "de carácter fuerte, impulsiva y compleja".
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