Cultura
Visiones de Atemajac
Juan Soriano (III)
Esto nos indica dos cosas: por un lado, la evidente cultura libresca de, principalmente, ciertos segmentos de la clase alta tapatía; por otro -hablemos claro-, la insoportable afectación de tales grupos: esnobismo puro, sin más.
Esto, transpolado a la época actual, donde persisten tales prácticas, nos arroja varias lecturas. Comencemos con la parte rescatable, esto es, la confirmación de una tradición del buen nivel cultural y educativo presente en algunos sectores de los habitantes de esta región. Tales afanes, sin embargo -también hay que decirlo-, se desplazaron, hoy en día, hacia una clase media ilustrada.
Lo que no sufrió variación fueron las insufribles actitudes de suficiencia y, a veces, de malinchismo, desplegadas ahora por estos nuevos grupos, hechos agravados por las legiones de inefables improvisados y vivales, los cuales, sin mérito, legitimidad o conocimiento de causa, inundan, sin pena ni gloria, muchos de los ámbitos políticos, académicos, culturales o artísticos en cuestión. Todo ello crea confusión, enrarecimiento de los ambientes y desprestigio a los verdaderos hacedores del pensamiento y creación locales, por lo demás individuos genuinamente comprometidos con la cultura regional y, lo que es mejor, gente sencilla, sin complicaciones.
Me imagino a un jovencito Soriano abriendo tamaños ojotes ante los excesos y cursilerías de los contertulios de su hermana. Lo recuerdo, también, ya cuando Soriano era un pintor con toda la barba, mesurado y divertidamente irónico ante los despropósitos de muchos de sus coetáneos o bien, asombrado, frente a quienes sí aportaban lucidez y verdad a lo largo de su trayecto profesional.
El segundo aspecto nos remite al momento en que, en 1934, José Chávez Morado, Lola Álvarez Bravo y María Izquierdo visitan la exposición de los pupilos del maestro Caracalla montada en el Museo del Estado de Guadalajara. Estos tres Reyes Magos estimulan a nuestro jovencito para que siguiera su propia estrella. Le meten el gusanito de irse a la Ciudad de México para que encontrara mejores condiciones para su carrera artística. ¡Qué importante fue este espaldarazo! Verdadero golpe de timón.
navatorr@hotmail.com
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