Cultura
Visibles los trabajos de reestructuración en el Panteón de Belén
Significó una fuente de empleo para albañiles, herreros, canteros y especialistas
GUADALAJARA, JALISCO.- Le sirvió la manita de gato. El Panteón de Belén, ubicado en el Barrio del Santuario en Guadalajara, recobró su belleza y color, debido al buen mantenimiento que le está otorgando la segunda etapa de reconstrucción tanto interior como exterior.
Fue ocho millones de pesos la cantidad invertida por Conaculta para esta etapa, misma que inició en mayo del 2007 con la intervención de la pared norte del edificio.
Más de cuatro meses tomó la investigación previa realizada por albañiles, herreros, canteros y especialistas que fueron supervisados por la restauradora Liza Noemí Tapia García, para lograr el buen estado del antiguo cementerio.
La consolidación de grietas y fisuras fue parte de este laborioso trabajo, pues se tuvo que retirar cada uno de los azulejos previamente enumerados, documentados y diagnosticados para reincorporarlos a su sitio original.
Anteriormente, la estructura de la parte central del panteón que se construyó en 1850, tenía plantas enraizadas entre su cantera y los azulejos estaban fracturados o caídos, lo que hacía posible la filtración de agua que deterioró el mural pintado al interior.
Ahora, el sepulcro cuenta con alrededor de 3 mil 300 azulejos que decoran su parte alta; de esta cantidad, 120 son originales y el resto, para sustituir a los que se deterioraron por el paso del tiempo, lluvias, descuido y demás elementos, fueron elaborados por artesanos de Tlaquepaque.
También a la cantera del Mausoleo le tocó parte de este trabajo, ya que las escaleras, que hasta hace unos meses estaban incompletas, fueron reestablecidas.
Dentro de la aventura que implica renovar este patrimonio, se realizaron algunos descubrimientos, ejemplo de ello es la base de una cruz de madera, ubicada en la parte alta, así como viejos aplanados que se respetaron cuando hace algunos años se les retiró a los edificios para dejar la cantera viva.
Cabe mencionar, que correspondió al arquitecto David Zárate Weber la restauración exterior del Panteón de Belén; se trabajó en la calzada norte y oeste del edificio, así como el columbario norte, recuperando el nivel del pasillo e invirtiendo sus techos para evitar filtraciones de agua.
Fue ocho millones de pesos la cantidad invertida por Conaculta para esta etapa, misma que inició en mayo del 2007 con la intervención de la pared norte del edificio.
Más de cuatro meses tomó la investigación previa realizada por albañiles, herreros, canteros y especialistas que fueron supervisados por la restauradora Liza Noemí Tapia García, para lograr el buen estado del antiguo cementerio.
La consolidación de grietas y fisuras fue parte de este laborioso trabajo, pues se tuvo que retirar cada uno de los azulejos previamente enumerados, documentados y diagnosticados para reincorporarlos a su sitio original.
Anteriormente, la estructura de la parte central del panteón que se construyó en 1850, tenía plantas enraizadas entre su cantera y los azulejos estaban fracturados o caídos, lo que hacía posible la filtración de agua que deterioró el mural pintado al interior.
Ahora, el sepulcro cuenta con alrededor de 3 mil 300 azulejos que decoran su parte alta; de esta cantidad, 120 son originales y el resto, para sustituir a los que se deterioraron por el paso del tiempo, lluvias, descuido y demás elementos, fueron elaborados por artesanos de Tlaquepaque.
También a la cantera del Mausoleo le tocó parte de este trabajo, ya que las escaleras, que hasta hace unos meses estaban incompletas, fueron reestablecidas.
Dentro de la aventura que implica renovar este patrimonio, se realizaron algunos descubrimientos, ejemplo de ello es la base de una cruz de madera, ubicada en la parte alta, así como viejos aplanados que se respetaron cuando hace algunos años se les retiró a los edificios para dejar la cantera viva.
Cabe mencionar, que correspondió al arquitecto David Zárate Weber la restauración exterior del Panteón de Belén; se trabajó en la calzada norte y oeste del edificio, así como el columbario norte, recuperando el nivel del pasillo e invirtiendo sus techos para evitar filtraciones de agua.
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